Primavera

Crítica de Horacio Bilbao - Clarín

Alegría familiar

Santiago Giralt nos propone una película y un mundo.

Que al principio sea costoso entrar al mundo lúdico de Primavera y sus personajes libertinos puede deberse al contraste con este oscuro afuera. A este invierno desesperanzado como contexto. Claro, podemos encontrar algunos baches incluso actorales en la película de Santiago Giralt, que disfruta las primaveras con actores que son familia, como ya vimos en Antes del estreno, o en Anagramas, dos de sus títulos anteriores.

Pero estamos en Primavera, donde Leopoldo (Angelo Mutti Spinetta), cuenta su vida, la de sus padres y la de la comunidad de artistas en la que fue criado. Una mirada joven para una familia de locos. Greta (Catarina Spinetta), su mamá en la ficción y en la vida real está embarazada de un hombre que no es su marido, el personaje de Mike Amigorena. Y José (Nahuel Mutti), su padre gay en la ficción está a punto de casarse de nuevo, mientras sufre su obra de teatro y el excesivo divismo de la actriz que interpreta Luisa Kuliok. Moria bebe y divierte a todos, Silvana Acosta y María Marull aportan seducción e histeria a esta quinta de amor, poesía, flores y delirio. Una experiencia lúdica en la que es posible adivinar la sintonía de los actores, que se mueven en ese mundo inventado. ¿Inventado?

En tono paródico, exagerado, desprejuiciado, teatral, Giralt vuelve a jugar con los límites de la dirección de actores. Muchos actores en el jardín de su casa. Y arma una orquesta desentonada a veces que necesita la mirada de este niño sabio para poner las cosas en su lugar. Desde allí se filtran imágenes, diálogos, enredos y por qué no renovados prejuicios de las nuevas formas de familia que bailan viejos temas de Virus. La clave está allí, en esa imagen de familia, y en algunos dislates del mundo actoral. Los aires del personaje de Kuliok, el vedetismo ramplón del de Amigorena. De manera natural, parece un llamado a la vida en comunidad, en un mundo donde siempre es primavera.