Presidente bajo fuego

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

No, el filme con el escocés Gerard Butler (49, quien alguna vez fue El Fantasma de la Opera) no hace referencia al Presidente Macri, aunque sí, aparezca en una escena. La película, que conjuga el género de acción con el thriller, se refiere al de los Estados Unidos, que no es Donald Trump sino Morgan Freeman.

Quien, un buen (o mal) día, está en un lago, de pesca. Y sus custodios ven algo en el cielo.

“¿Qué es eso? ¿Son murciélagos?”, preguntan. Son drones. Y atacarán al presidente.

Alguien dice “No podemos hacer nada”.

Pero él, sí.

Claro que sí.

Mike Banning (Gerard Butler) ya lo ha hecho como agente de seguridad presidencial en Ataque a la Casa Blanca(2013) y en Londres bajo fuego (2016), salvando a otro presidente estadounidense (Aaron Eckhart).

Ahora el primer mandatario es negro, y como dijimos es encarnado por Morgan Freeman, que de vocero en la primera pasó a vicepresidente en la segunda, y ahora gobierna. Como que tuvo un upgrade.

El ataque fue letal, el presi está en coma y todo el equipo de seguridad... murió. Salvo Banning, que es acusado por su propia agencia y hasta por el FBI (comandado por una mujer, Jada Pinkett Smith, la esposa de Will). Le encontraron diez millones de dólares en una cuenta bancaria. Hay lobbies de la industria armamentista que no pueden esperar. Y a Banning le hicieron una cama.

A partir de allí, todo para Banning es como en El fugitivo, pero sin quién lo persiga en persona como perro de caza. Sin Harrison Ford. Sin Andrew Davis en la dirección (quien, para los nostálgicos, volverá a la realización tras 16 años con Pretty Boy Floyd).

Banning no está en su mejor estado físico. Tiene insomnio, migrañas y le miente a su médico. Tiene un posible daño en la médula espinal. Ni su mujer ni el presi lo saben.

Ni se va a notar.

La película sigue la misma línea que su dos predecesoras, sin la carga de morbo y gore de la segunda, ni el nivel de destrucción que tenía cuando el atentado ocurría en Europa.

Quizá no dé para más, pero eso lo deciden los dólares que ésta recaude en la taquilla.