Presidente bajo fuego

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Uno sabe perfectamente que es lo que se puede esperar cuando decide ver una película de estas características, de hecho ésta es la tercera entrega del mismo personaje, el paso del tiempo hace que haya cambiado el presidente.

Es por eso que nada se puede decir de construcción de un verosímil, pues ya sabemos que el orden de lo ridículo e increíble es lo que manda. Ya aceptado.

Lo que sí se puede esperar es que al menos por respeto al público no todo sea tan previsible, o al menos que los malos tarden un poco en ser descubiertos, en este caso antes de empezar el relato ya sabemos quién es exactamente pues la primera secuencia lo habilita.

Sólo esta para darle una pizca de coherencia, pero se devela instantáneamente, no sólo por el final de esa presentación sino por los diálogos que además lo anticipan todo.

Luego nos pone de lleno en la trama principal, que de original tiene nada, tras un ataque sorpresa con drones el agente Mike Banning (Gerard Butler) es acusado de un intento de asesinato del presidente Trumbull (Morgan Freeman).

Perseguido por su propia agencia y por el FBI, nuestro héroe inicia una carrera contrarreloj en la que ha de develar al auténtico grupo terrorista que ha puesto su mirada sobre el presidente.

De hecho una trama similar, también involucrando al presidente, se vio en el filme “El Centinela” (2006), dirigida por Clark Johnson e interpretada por Michael Douglas, quien es el encargado de la seguridad del presidente, acusado de traición, con un adicional, era el amante de la primera dama, nada menos que Kim Basinger. Algo de culpa tiene, pero quién lo podría imputar….

El nombrar al director viene a cuenta que ambos directores son técnicos que saben de cómo relatar lo que les dan, sobre todo en el cine de acción, pero lo impersonal se hace presente en cada fotograma.

De estructura clásica, desarrollo lineal, montaje alterno, tal cual demanda el género, con buenos efectos especiales, fundamentalmente en las escenas de acción, peleas, explosiones, corridas.

La dirección de fotografía puesta al servicio de la imagen y un diseño de sonido acorde a lo retratado, todo esto puesto de acuerdo al manual, lo cual impide que uno se aburra o se duerma.

Queda claro que Gerard Butler ha dado muestra de su credibilidad en la actuación y en la personificación de éste agente, sólo que ya se le empiezan a notar las arrugas en el rostro, la presencia siempre efectiva de Morgan Freeman queda relegada a muy pocos minutos a lo largo de la más de dos horas que dura la proyección..

No se le pida otra cosa, si va en busca de algún tipo de drama de la vida cotidiana se equivocó en la elección, tampoco diálogos interesantes, ni demasiados inteligentes, ni chispeantes que muevan a una sonrisa.

Ese es el mayor problema de ésta producción, da la sensación de absoluta desidia por parte de sus hacedores, mucha acción, poco esfuerzo en la escritura de un guión que se muestra muy pobre, donde todo gira en colocar excusas para desplegar las escenas de violencia, por momentos glamorosa, excitante, pero pocas gracias a Dios,

Si existe algo que saque de la mediana general que presenta toda la producción, pasa por la intención de reconstruir algo más del personaje principal recurriendo al pasado, pero en el presente su encuentro con Clay Banning (Nik Nolte), su padre, quien lo ha abandonado cuando niño, ahora personificando a un renegado de la sociedad.

Es tan buena la interpretación del veterano actor, que si bien no produce ningún giro narrativo, ante la primera escena en la que aparece se espera otra y otra más. De hecho. después de los créditos aparece en una escena de cierre, espérela.