Posesión infernal

Crítica de Tomás Lidejover - La mirada indiscreta

Remake Infernal

Terminé de ver la película y juré que no iba a hablar de ella. Iba a hacer de cuenta que nunca existió, como hice con Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull (2008), con lo que queda de Harrison Ford y el actoralmente incapacitado Shia LeBouf. Me dije que iba enterrar esta película en lo más profundo de mi mente para que no volviera a ver la luz de sol. Pero es más fuerte que yo.

¿Por qué tanto escándalo? No es la primera remake que vemos, no es el primer reboot ni va a ser el último… y, hay que admitirlo, hay películas peores (de las que en gran parte pueden enterarse en mi columna, El Rincón de Tomás). Pero el tema no es que haya películas peores, si no que The Evil Dead es una película que desde sus inicios tuvo un grupo de seguidores acérrimo, implacable… fans en todo el sentido de la palabra. Es una película de culto, una película que nos cansábamos de ver en VHS, y, a través de Bruce Campbell, nos introdujo al mundo del cine clase B.

Todo empezó con un mediometraje que filmó Sam Raimi en el que actuaba Bruce Campbell llamado Within the Woods (1978), en el que un grupo de amigos se hospedan en una cabaña en el bosque y profanan un cementerio indio, causando que uno de ellos se convierta en un zombie y empiece a matar al resto. Continuó con The Evil Dead (1981) tres años más tarde, ya un largo metraje, con la diferencia de que los personajes encontraban el Necronomicon y despertaban un espíritu maligno en el bosque. Y seis años más tarde, se estrenaría Evil Dead 2, que no es una secuela sino una remake de The Evil Dead. Mismo argumento, misma locación, mismo actor. Y esta historia de terror y comedia habría culminado en la gloria de Army of Darkness (1992), esta vez sí una secuela donde Ash (Bruce Campbell), el protagonista de esta extraña saga, se ve transportado hacia el pasado. Esta era una saga que había evolucionado hasta convertirse en una película de terror y comedia. Ash era un anti-héroe con frases increíbles, y Bruce Campbell lo llevaba de manera magistral, matándonos de risa. El culto siguió a The Evil Dead, y se publicaron comics, se hicieron videojuegos e incluso un musical partiendo de esta historia.

Y todo habría terminado bien si no le hubieran dado a un tal Fede Alvarez, que anda a saber de debajo de que roca lo sacaron, para que dirigiera y escribiera el guion de la remake.

Lo que era una película sencilla y graciosa se convirtió en una historia moralista. En las películas de Sam Raimi, los personajes iban a la cabaña a pasarla bien. En la versión de Alvarez, Mia (Shane Levy) es una drogadicta en recuperación y la llevan a la cabaña para desintoxicarla. Para agregar drama, la madre se había vuelto loca y muerto, al mismo tiempo su hermano se había borrado y ahora volvía porque… porque el guion dice que vuelve. En eso, encuentran un libro maldito, Mia se convierte en zombie, todos se convierten en zombies, mucha sangre por todos lados, más o menos se imaginan el resto de la historia.

Toda la película se convierte en el pasaje de Mia a través de la desintoxicación, la muerte y resurrección de Mia la drogadicta, y se vuelve moralista, densa e incontrolablemente aburrida. El bofetazo final para los fans es que al final de los créditos, aparece Bruce Campbell en pantalla diciendo “groovy”, una de sus tan estimados one-liners, durante medio segundo. El peor fan-service de la historia. Esta remake es el mejor ejemplo de lo que hacen las remakes en el cine. La industria del cine debería empezar a cambiar su mentalidad a “si no está roto, no lo arregles”.