Posesión infernal

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Evil Dead es un clásico memorable. Fue el debut en el cine de Sam Raimi, Bruce Campbell y Rob Tappert, un trío de emprendedores que pronto terminarían por hacerse un nombre en el género del cine fantástico. Si uno examina detenidamente el fenómeno, verá que Evil Dead no tiene nada de extraordinario - lo único que hizo Raimi fue trasladar todo el gore y la carnicería del cine de terror italiano (léase Lucio Fulci) y transplantarlo al entonces púdico cine norteamericano -, pero sin dudas es una propuesta de horror sólida y contundente. Con la pública recomendación de Stephen King, el filme se convirtió un éxito de taquilla y terminaría por generar todo un fenómeno de culto a partir de su secuela, Noche Alucinante (1987) - que era una remake en clave de comedia de Evil Dead -, la que trajo al mundo la moderna interpretación de Ash Williams - héroe adorado si los hay, y el cual haría una pirueta más en el final de la saga con El Ejército de las Tinieblas (1992) -. Oh, si, todos veneramos a Ash y su palo de trueno pero, en el principio, todo se trataba de horror puro y duro. Y he aquí que 30 años después nos topamos con su remake, patrocinada por sus creadores originales.

Considerando lo bastardeado que está el subgénero de las remakes, Evil Dead 2013 es poco menos que una obra maestra. Ojo, no cubre en absoluto terreno original ni hará el mismo estruendo que tuvo el filme de Sam Raimi de 1982, pero al menos es tremendamente efectiva y baraja bastante las cartas como para que no resulte previsible. A esto se suma el plus de estar dirigida por el uruguayo Fede Alvarez - ¡guau! -, el cual saltó a la fama luego de postear un video casero en YouTube en donde una horda robots gigantes invadían Montevideo. Tomado como entenado por el mismo Raimi, Alvarez recibió la doble misión de escribir y dirigir la remake, siendo fiel a las raíces a la vez que obteniendo suficiente aire como para crear su propia versión del tema.

Es glorioso ver cuando la remake de un clásico está tratada con tanto respeto. A lo largo de todo el filme tenemos referencias de todo tipo a las entregas de la saga, sea la motosierra, una mano cortada, la escopeta de doble caño, e incluso el viejo Oldsmobile Delta 88 que manejaba Ash en la original Evil Dead - y, entre todo esto, se filtra un hermoso banderín aurinegro del club Peñarol de Montevideo; qué genio este Alvarez... -. Mientras que la premisa se mantiene - un grupo de tipos se va a pasar un fin de semana a una cabaña en el bosque y de pronto se topan con un libro maldito -, lo que varía es el desarrollo. Al menos ahora la excusa para ir a semejante tugurio es tener un lugar aislado en donde uno de ellos (Jane Levy, la adolescente cínica de la serie Suburgatory) pueda desintoxicarse tranquilo de las drogas. En todo esto entra a jugar las habilidades de script doctor de Diablo Cody, quien le da densidad a los personajes. Al menos no son los idiotas de siempre que se van de fiesta en medio de una ebullición hormonal sino que hay un trasfondo dramático que realmente los une. Como dato curioso - y para que la trama no sea tan previsible - éstos no son los mismos personajes de la original, sino que un puñado de caracteres que poseen ciertas similitudes. Por ejemplo, no está Ash (o un equivalente) aunque después veremos que queda algún loquillo con una mano menos y empuñando como un desquiciado una motosierra con los miembros que le quedan.

Lo que sigue es historia conocida; uno de ellos comete la idiotez de leer un párrafo del libro maldito que descubren en el sótano, y termina invocando a un demonio que posee a una de las chicas, la cual pronto se transforma en un dolor en el trasero. A diferencia de Evil Dead 1982 - en donde todo era tan exagerado que daba risa en algunos momentos -, Posesión Infernal 2013 va en serio y se manda directo a la yugular. No sólo hay sangre y fluidos diversos, sino que hay una galería shockeante de mutilaciones, entre las que se incluye una cirugía facial sin anestesia - y que debe ser lo más impactante del filme - y amputaciones de todo tipo y color. El gore abunda y está filmado de manera efectiva, gracias a que Alvarez crea un clima apropiado. Oh sí, no hay nada nuevo - después de todo, el género ha producido miles de iteraciones del clásico de Raimi, sea Cabin Fever o La Cabaña en el Bosque, y el terreno está más que trillado - pero lo que hay surte efecto.

Mientras que la primera hora es muy sólida, el filme empieza a perder fuerza cuando Alvarez decide salirse del camino para armar su propio climax. Es el único momento en que siento que hay demasiados efectismos, gente que reaparece de la nada, cambios radicales en ciertos personajes, y alguna que otra cosa traída de los pelos. Aparece "la abominación" - el demonio que estuvo intentando revivir todo ese tiempo - pero resulta extremadamente vulgar, y las cosas ya se exceden de sangrientas hasta el punto de entrar en el terreno de la autoparodia. Por otra parte las interpretaciones son muy buenas en general pero hay momentos en que la perfomance de Jane Levy - que carga sobre sus hombros el grueso de la película - pega sus patinazos y termina siendo involuntariamente cómica.

Posesión Infernal 2013 es muy recomendable. Hay que verla con una mente abierta, no ir a la comparación textual de escena por escena con el original. Las ideas del filme de 1982 están aquí, sólo que presentadas de otra forma. Considerando lo fácil que es fracasar en el género del terror - cayendo en el cliché o reciclando lo antes visto -, el trabajo de Fede Alvarez es admirable: primero porque ha tratado con respeto este material de culto (con lo cual es fácil caer en el sacrilegio o la copia insípida), segundo, porque pudo exponer su visión de manera válida, y tercero, porque es uruguayo y saltó desde el fin del mundo a codearse con los grandes, y en gran forma.
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