Porno para principiantes

Crítica de Emilio Guazzaroni - Cinergia

Homenaje burlón a la generación VHS

Carlos Ameglio volvió a dirigir en pantalla grande, ya que lo último había sido Psiconautas, una serie para televisión que resultó de mucho éxito. Esta vez se sitúa en Uruguay, precisamente en el año 1980. Curiosa decisión de encarar un proyecto de época en donde recrear todo suele ser un trabajo difícil de realizar. Reúne a un buen equipo de comedia, con Martín Piroyansky al mando, detrás un Nicolás Furtado descontracturado, y el siempre confiable Daniel “Amo del Universo” Aráoz.

Porno para principiantes comienza bien, con una buena premisa que pone al cineasta (Piroyansky) entre la espada y la pared: debe dirigir una película porno para poder costear los gastos de su matrimonio. Entra en escena Ashley (Carolina Manica), una reconocida actriz del cine erótico que seduce a quien pasa por al lado.

La película es entretenida los primeros cuarenta minutos, donde el protagonista comienza a resolver junto a su amigo las diferentes bizarreadas que imaginamos en ese universo. Lamentablemente cae en la segunda mitad, donde agarran la cámara y simulan filmar, perdiendo la frescura y toda espontaneidad.

La fotografía tiene momentos notables donde realmente se luce y por momentos usa un lente que deforma a los costados, dándole un dote artístico favorable. Las incoherencias narrativas del guion vuelve el relato fallido en los momentos decisivos.