Por siempre jóvenes

Crítica de Paula Vazquez Prieto - La Nación

Juventud, previsible tesoro

Fausto Brizzi se ha consolidado en Italia como un renovador de la comedia. No es que haya realizado nada demasiado ingenioso, pero sí ha encontrado un nuevo público: los jóvenes. Su mirada sobre la comedia está más cerca de la universalidad anglosajona que de la sátira de costumbres latina, por ello el timing de sus relatos y la humanización de sus personajes logran contrarrestar la tendencia italiana a la caricatura. De guionista pasó a director en 2006, con el exitazo de Notte prima degli esami (sin estreno por aquí), y desde entonces tanto su cine como sus incursiones televisivas han combinado la entrada de una nueva generación de actores con la tradicional esencia del género cómico: el tratamiento ligero de las pasiones humanas.

Luego de tratar conflictos juveniles, desacuerdos conyugales y alguna que otra crisis posmoderna, Brizzi aborda en Por siempre jóvenes los dilemas de la nueva vejez. Con una estructura coral que combina las vidas de cuatro personajes que pasaron la cincuentena y lidian con la decadencia física, las postergaciones amorosas, y las ambiciones profesionales, logra algunos momentos divertidos sin correr demasiados riesgos. Lejos quedaron aquellos directores que exploraban las posibilidades del sonido como Jacques Tati, o del espacio como Billy Wilder. Brizi concibe sus comedias apoyado en algunos gags efectivos, en otros muy previsibles, y refugiado en una puesta cómoda y convencional que tiene la risa como única pretensión.