Por fin ¡solos!

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

El mundo parece más amplio cuando Philippe (Thierry Lhermitte) y Marilou piensan en un espacio ilimitado, sin obligaciones, con un destino de sol permanente. Cercanos a la jubilación decidieron elegir como lugar de residencia un Portugal soleado y dejar de estar presionados por un universo con bocas eternamente abiertas (Marilou es dentista) o una multitud de inconvenientes urbanos (él es funcionario).
Pero nada va a salir como ellos quieren. Porque la hija, que ya tenía organizada su vida, se separa y los niños pequeños van a necesitar el doble de cuidado y la cosa se completa con una madre tan dispuesta hasta ese momento y que ahora parece tener problemas con su salud (Judith Magre).

Y así comienza una lucha desigual entre lo que los "jóvenes jubilados" soñaron y lo que se interpone, la misma familia.

COMO CARICATURAS

El filme de Fabrice Bracq toma una novela exitosa de Clicquot de Mentque, pero la desarrolla dando un tono caricaturesco a los personajes, sin levantar la puntería a lo largo del relato, con abundancia de lugares comunes y reiteraciones.

La película se salva, sin embargo, por las muy buenas interpretaciones de la simpática Michele Laroque, popular actriz francesa y cotizada humorista, estupendamente acompañada por Thierry Lhermitte, el recordado Simon del filme "Nuestras mujeres", que aquí se convirtiera en un éxito teatral con Guillermo Francella, Arturo Puig y Jorge Marrale. En un pequeño papel, Judith Magre, con sus gloriosos 93 años, recordando un pasado cinematográfico increíble que la vinculó a la elite del dorado cine francés de directores como Christian Jacque, Guitry, Ren� Clair o Julien Duvivier.

"¡Por fin solos!" permite reírse de problemas tan cercanos a todas las familias, con cierta superficialidad, que no impide la reflexión sobre la dificultad para resolver ciertos mandatos familiares cuando el deseo y la necesidad apremian.