Polvo de estrellas

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Algo huele a podrido en Hollywood

El inquietante y talentoso director canadiense David Cronenberg no necesita presentación, puesto que sus películas y su estilo son bien conocidos por el público.

En esta oportunidad, Cronenberg apunta los cañones de su mirada sarcástica y despiadada sobre el mundo interno de Hollywood. Podría decirse que el tema de la película es la endogamia, como característica de esa comunidad cerrada que significa el imperio de la industria cinematográfica. Una característica que los manuales definen como “el matrimonio, la unión o la reproducción entre individuos de ascendencia común; es decir, de una misma familia, linaje o grupo”.

Cronenberg exacerba ese aspecto de la comunidad que describe (a la que él también pertenece), poniendo el acento en su expresión extrema: el incesto, concretamente, el matrimonio y la reproducción entre hermanos. Pero también sugiere otras perversiones como abusos y violaciones por parte de los progenitores a sus propios hijos y una suerte de regodeo morboso de un grupo que no puede mirar sino a sí mismo, en una manifestación compleja y retorcida de su principal característica psicológica: el narcisismo.

El guión pertenece a Bruce Wagner y es un tanto autobiográfico, porque Wagner fue chofer de limusinas en Beverly Hills, al igual que uno de los personajes del film, Jerome, que interpreta Robert Pattinson.

La historia central se concentra en un niño de 13 años, la estrella del momento, Benjie (Evan Bird), hijo del Dr. Stafford Weiss (John Cusack), un afamado escritor de libros de autoayuda y terapeuta de las estrellas de Hollywood. Entre sus pacientes, se destaca Havana Segrand (Julianne Moore), una actriz clase B que atraviesa su etapa de madurez de una manera que no puede calificarse de apacible. La edad, en Hollywood, es un serio obstáculo en la carrera de las actrices.

Havana está ansiosa porque hay un proyecto para hacer una remake de una película que había protagonizado su propia madre años atrás y ella desea que la llamen para hacer el papel principal, o sea, el que hacía su madre. Pero además, tiene una propia historia personal conflictiva y de características incestuosas, que la ligan a la figura materna. Un rollo que su terapeuta, el Dr. Weiss, trata de desatar con sesiones de masajes y algo así como psicodrama.

Pero resulta que el mismo Weiss tiene un secreto terrible que carcome su mundo privado y que intempestivamente irrumpe, amenazando con hacer estallar todo por los aires. Tiempo atrás, la pequeña Agatha (Mia Wasikowska), hija del matrimonio entre Weiss y su esposa Cristina (Olivia Williams), y hermana de Benji, provocó un accidente doméstico que casi termina en una catástrofe. Como consecuencia de ello, la niña quedó con secuelas tanto físicas como psicológicas, que motivaron su internación en una clínica psiquiátrica y también fue apartada de la familia, por orden judicial.

El caso es que Agatha, una adolescente, se siente recuperada y pretende reconciliarse con su familia. Pero su llegada a Los Ángeles perturba a todos, especialmente a su hermano, con quien la une una relación sospechosamente íntima. El incesto marca todas las relaciones de este grupo familiar y es el gran secreto desestabilizador que Weiss intenta mantener oculto, pero que será definitivamente el disparador de una serie de hechos escabrosos difíciles de describir.

La historia se liga con Havana, quien contrata a Agatha como su asistente personal, de modo que todos conviven y se cruzan en el enrarecido ambiente hollywoodense.

Cronenberg y su guionista Wagner pintan una comunidad no precisamente saludable, en la que la grosería, la violencia, el uso de drogas, los egos desmesurados y la crueldad son el pan de cada día.

A medida que avanza la historia, la tensión va aumentando, hasta que se desencadena un desenlace sangriento y trágico, conformando un relato negro, alegórico y descarnado, que trata de mostrar el perverso mundo interno de la meca de la industria cinematográfica.

Si bien el elenco es parejo en el nivel de calidad, se destacan especialmente Julianne Moore, con un trabajo excelente, y el jovencito Evan Bird, verdadera revelación del film.