Polvo de estrellas

Crítica de Jose Luis De Lorenzo - A Sala Llena

Narcisismo a flor de piel.

Con el juego de palabras que da pie al título del film, Agatha Weiss (Mia Wasikowska) aparece en escena recorriendo la ciudad de Los Angeles junto al actor y guionista devenido en chofer de limousine (Robert Pattinson), buscando la propiedad de una celebridad, con la ayuda de un star map.

La extraña Agatha irrumpe en un mundo -Hollywood- que el guionista Bruce Wagner conoce bien e intenta retratar, en la primera comedia (visceral) de Cronenberg y a su primer trabajo en los Estados Unidos.

Una labor similar ha sido, con un humor muy negro, el regreso a Hollywood del fallecido Robert Altman en Las Reglas del Juego. La representación consciente en pantalla de personas físicas reconocidas del ambiente a través de una mirada nociva sobre el medio y de aquellos que están dentro o fuera de este, es valedera en ambos films. Desde una perspectiva similar, caótica y desbordada, Polvo… viene a representar facetas de actores que hacen de otros actores, que han tenido altercados similares en sus carreras si se los comparase con los mismos actores a quienes interpretan. Las Reglas del Juego denunciaba mientras que Polvo… apela a la comicidad.

La película está repleta de referencias a la vida de celebridades que pululan el ámbito cinematográfico actual y de ello se ríe en gran parte el personaje de Julianne Moore, una actriz neurótica, dada de baja por el star system, que quiere volver al medio como sea.

Las menciones indirectas a la cientología son evidentes y se desarrollan con el personaje de John Cusack, quien, a su vez, forma parte de una familia disfuncional. Su esposa es interpretada por Olivia Williams, una madre que es la manager de la carrera actoral de su hijo adolescente, adicto en recuperación. En éste recaen gran parte de los diálogos que hicieron sonreír a una platea en cada aparición, no así a este redactor.

El film contiene elementos que nos podrían remitir a Les Enfants Terribles, ya que habla sobre las relaciones de padres cuyas obsesiones y desordenes alteran las vidas de sus hijos.

Así como por el narcisismo presente en cada uno de los personajes que deambulan por Polvo…, Cronenberg se cansó de pedir, en la conferencia de prensa posterior, que no comparen esta obra con sus anteriores trabajos. Señaló que jamás pensó imponer guiños en su cine, ni menciones a sus films previos; aunque como espectadores observamos que tanto el uso de la carne como la relación entre los automóviles y el sexo (a desarrollado en Crash y Cosmópolis, donde también se tiene sexo dentro de una limousina) son algunos de sus elementos preferidos.

Polvo de Estrellas se convierte en el tercer film fallido de Cronenberg, al igual que sus dos anteriores. Aunque, según sus propias palabras, en tono burlon, si a alguien no le gustaba el film, el hombre a quien deberían echarle la culpa es a Wagner, su endemoniado socio.