Polvo de estrellas

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

La fama, ese anzuelo que arrasa con todo

Cine retorcido y sacado, a ratos cínico y a ratos patético, otra perla de un director extravagante que sugiere mirar sus películas “desde el punto de vista de la enfermedad” y del impacto físico y psicológico que experimentan los cuerpos. Su cine reflexiona sobre el “horror corporal” y tiene a la violencia y la “nueva carne” –así la llama- como presencias ineludibles. Aquí, la enfermedad es la obsesión por la fama. Estamos en un Hollywood exuberante, artificioso y demencial. Con una insoportable estrella infantil, una hermanita con marcas en todo el cuerpo, un padre sanador, una madre sobre protectora y una actriz que vive su retiro con soledad y dolor. Cronenberg retrata sin piedad a ese mundo. Su cine es tan frío, que ni siquiera llega a conmover su desfile de muertes inocentes y violentas, su sangre y sus crudezas. Hay incesto, chicos que padecen, un pasado que angustia, muertos que acechan, desgracias y personajes al borde. Los celos, la hipocresía, la depresión y la soledad se suman a un menú superpoblado de excesos. Cronenberg transita con su carga de locura y patetismo, de humor desenfrenado y tragedia. Como en “Método peligroso”, un film anterior, despliega otra vez sus viejas obsesiones: el sexo culposo, la violencia, las tensiones entre el cerebro y la pasión, entre el espíritu y el cuerpo, entre la culpa y el poder. Y nos dice que la fama es un anzuelo envenenado que aniquila todo.