Poltergeist - Juegos diabólicos

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una remake correcta pero con muy pocas cosas que envidiarle a la original.

En 1982, Steven Spielberg dirigió extraoficialmente (ya que en los papeles estaba Tobe Hooper) un film intitulado Poltergeist, que contaba la historia de una familia, cuya hija menor es capturada por espíritus malignos, y deben confrontar las evidentes circunstancias sobrenaturales que rodean la situación. Como todo lo que sacó Don Spielbergo por aquella época, la película fue un éxito, y con el tiempo se convirtió en un clásico de culto. 33 años después, este título se volvió la más reciente incursión en una larga oleada de remakes de grandes clásicos ochenteros. Por supuesto la pregunta que se cuece acá es ¿Cuánto --y si-- se la banca por sus propios meritos mas allá de su asociación con la película original?

Están aquí

Esta iteración de Poltergeist cuenta la historia de la familia Bowen (Mamá, Papá, Hija adolescente histérica, hijo del medio cag*n, hija menor que repite las p*teadas como loro de prostíbulo) que se muda a una nueva casa tratando de empezar de nuevo tras un repentino desempleo del padre. Al poco tiempo de mudarse, empiezan a ocurrir cosas raras con los aparatos eléctricos de la casa, y el armario de la nena parece que tiene algo mas que camperas y gamulánes, ya que aparentemente es el portal a otro plano de la existencia, del cual deben sacar a la nena a como dé lugar.

Pasándoselos en limpio, la historia es un calco, más conciso, pero calco al fin de la película original, con sutiles diferencias… y un drone (Para los que se estén preguntando: No, chicos, no tenía colgando el fantasma de la B) que usan para meterse en el mundo de los espíritus (omitido del título original). Las tres diferencias más importantes son un protagonismo mayor de otro de los hijos, una presencia más marcada de sobresaltos (baratos y con muchos más payasos) de terror, y el reemplazo de Tangina Barrons por un típico parapsicólogo cuasi-trucho de la televisión.

No obstante la narración, como un todo, fluye y avanza a buen paso, pero hasta ahí y las situaciones dramáticas que muestran las fallas (principalmente los miedos y el escepticismo) a superar de los personajes están adecuadamente esparcidas.

Otro plano de existencia
Esta nueva versión cuenta con un estilo visual propio, muy sobrio, pero que no puede evitar adquirir un dejo Spielbergiano recién para el tercer acto de la película. La utilización del 3D está bien realizada, y utiliza con mucho ingenio la profundidad de campo.

Por el costado actoral, Sam Rockwell y Rosemarie DeWitt dan apropiada vida a las cabezas de esta familia. Lo mismo puede decirse de los tres jovencitos que dan vida a sus hijos, en particular Kyle Catlett, en cuyos jóvenes hombros descansa una considerable parte del protagonismo de esta película.

No obstante, párrafo aparte merece Jared Harris, que se come la película con su carismática interpretación del parapsicólogo que ayuda a su familia con sus problemas espiritistas.

Conclusión

¿Esta nueva Poltergeist aburre? No, fluye bastante bien. ¿Es recomendable? No exageremos. Pero podemos decir que es uno de esos títulos decentes que podes ver tranquilamente un sábado a la tarde/noche cuando estas al p*do en tu casa para pasar el rato. Si la elegís, podés pasarla bien; Si no, no te perdés de nada.