Poltergeist - Juegos diabólicos

Crítica de Mariano Torres - Fuera de campo

Antes de la proyección de Poltergeist en cine, predeciblemente el espectador presenciará una serie de avances de otras películas de terror. Todas ellas (Insidious 3 es un buen ejemplo) harán uno de una serie de lugares comunes que, al final del día, parecen siempre redundar en el golpe de sonido efectista que no asusta sino que apenas superficialmente sorprende. Ese es el cine de terror que hoy abunda e irónicamente también es uno que, hace ya bastante tiempo, dejó de funcionar. Uno de los últimos exponentes que supo aprovechar los clichés y sustos casi ATP fue Poltergeist (Tobe Hooper, 1982), una sencilla historia de fantasmas ya para la época algo trillada, que se valió de situaciones conocidas (la casa embrujada, el placard oscuro, las voces en el pasillo, el cementerio debajo de la casa, etc) para construir un relato fantástico más cerca del universo spielbergiano (productor manipulador de resultados) que de los mejores exponentes del género. La fórmula, sin embargo, funcionaba por la estilización y lo novedoso de los efectos especiales. Hoy, año 2015, lamentablemente el género no se puede decir que ha avanzado mucho sino más bien redundado, y lo ha hecho sobre esas bases endebles: la sorpresa efímera, la caracterización simplificada y el grito fácil. Por eso resulta interesante el caso de esta desabrida remake de Poltergeist: en sí, es casi la misma película que la original, con los mismos elementos y la misma prolijidad técnica, y sin embargo, no funciona. O, lo que es peor para el cine de género, no asusta y casi no entretiene.

Todas las puntas de la original están ahí: la familia que se muda a una casa maldita y experimenta situaciones paranormales, y la integrante más joven del clan que puede comunicarse con los entes malvados porque es "inocente y pura de espíritu". Todo está ahí, pero ya lo está desde hace por lo menos treinta años y por eso ha agotado la fórmula. La nueva versión de esta historia de fantasmas remite a recientes exponentes como El Conjuro, que a la vez remitían a la versión original de esta remake. El ciclo se completa, la historia se repite, y por eso todo resulta tan aburrido y predecible.