Planeta 51

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

ALIENADOS

La rareza de este film está en que se trate de una película dirigida por un trío de españoles junto al guionista de Shrek 1 y 2, sin lugar a dudas las más interesantes de la saga de Dreamworks. A esto hay que sumar que se trata de una opera prima con un trabajo visual que, sin ser impactante, está a la altura de los grandes estudios norteamericanos de animación. Por el resto de las cosas, es un film “simpático”. Y con “simpático” se quiere decir: está bien, es entretenido, pero no aporta demasiado y a veces lo que aporta termina siendo contraproducente. La película tiene varias de las marcas que caracterizan a Dreamworks en sus films, entre ellos está el homenaje, la parodia, los one-liners y la subversión de una estructura narrativa conocida. Pero falla en algunas cuestiones que no se han logrado traducir adecuadamente del guión a la pantalla y eso tiene que ver, sobre todo, con el ritmo y con la superficialidad de la mayoría de los personajes.

Lo del ritmo con el que se desarrolla la trama es vital para hablar de porque esta película no resulta tan entretenida y se hace algo extensa a pesar de contar con tan sólo 90 minutos, un auténtico “standard” de duración. En Shrek 1 y 2 varios de los segmentos más importantes de la película funcionan por acumulación, por una condensación de situaciones que generan indefectiblemente humor debido al costado absurdo que adquieren. Los gags o chistes no son tan ingeniosos, salvo excepciones, pero su acumulación y el carácter de parodia los convierten en momentos bien construidos que fluyen a nivel narrativo. En Planet 51 la trama se distiende en momentos que ponen en evidencia la falta de originalidad de los chistes, y ante la falta de ritmo y gags visuales es notable lo aburrido que puede llegar a ser un relato si no se cuenta con personajes que puedan sostener adecuadamente lo que se cuenta.

Respecto de los personajes, es difícil que los veamos como algo más que herramientas del guión para hacer el chiste de turno o hacer que la trama avance en función de un interés romántico tradicional. Tales son los casos de Neera (un interés amoroso algo desdibujado del protagonista) o Skiff, que bien se podrían contraponer a los casos de Lem y el capitán Baker, sobre los cuales realmente se sostiene la trama y el mensaje moral de la película: la aceptación del “otro”. Es afortunado que la película no se tome tan en serio esto y que en el momento del monólogo (algo cursi) se suceda un gag casi inmediatamente.

Lo que sucede también es que el hecho de inversión del film de E.T (es decir, en este caso estamos hablando de un humano conviviendo con un extraterrestre), con los homenajes a varias películas de ciencia ficción entre los cuales el caso más explicito es el de Alien y Encuentros cercanos del tercer tipo, termina agotándose en base a diálogos poco consistentes y una paleta de estereotipos poco interesantes y recurrentes en este tipo de producciones. El general Grawl o el profesor Kipple son dos casos de personajes que si se hubieran explotado mejor desde el guión hubieran funcionado mejor en la dinámica de la película, pero una vez aparecen encasillados dentro de determinados parámetros terminan aburriendo porque es inevitable la sensación de deja vu, de que ya hemos visto esto antes y ya sabemos como va a terminar. A esto nos referíamos con la falta de originalidad.

Pero como decir mal, mal no la van a pasar, es una película entretenida que tiene dos o tres chistes bien construidos, particularmente notable es el que se da hacia el final a raíz de una serie de ordenes del general Grawl por el absurdo y la puesta en escena (por si no saben a que diablos me refiero, es el momento donde para evitar ser hipnotizados los aliens tienen que dispararse los unos a los otros). Y hay otro, donde se demuestra el poder infernal de la “Macarena” como arma intergaláctica insoportable. Por lo demás, poco en cuanto a personajes y al imaginario visual, que resulta notablemente conservador en cuanto animación, pero es un historia sencilla que puede servir para pasar el tiempo.