Plan B

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Chico busca chico

Dice el dicho: ”No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”, y no por casualidad la referencia a no ver llega de manera irónica en este debut en el largometraje del director Marco Berger (su cortometraje El Reloj ya recorrió varios festivales, entre ellos Cannes). Lo de la ceguera simbólica alude al título de una serie ficticia llamada “Blind” -símil Lost- que los protagonistas comparten como gusto secreto.

La premisa de Plan B es la del cazador cazado a raíz de un doble juego de seducción entre Bruno y Pablo (Manuel Vignau, Lucas Ferraro). Pablo es el novio de Laura (Mercedes Quinteros), la ex de Bruno. El plan remite a la idea que este tiene para recuperar a su ex pareja: seducir al novio de ella, su enemigo en apariencia, para el cual prepara un meticuloso acercamiento y posteriormente ganarse la confianza al hacerse amigo; acercándose primero como compinche y luego como algo más, en un juego donde la manipulación del otro quedará expuesta desde el primer minuto. Al mismo tiempo, mientras intenta seducir a su presa, Bruno mantendrá encuentros sexuales con Laura exponiéndose a una situación de riesgo si ella llegara a descubrir que frecuenta a su actual pareja, con quien ella no se entiende demasiado bien en la cama.

Sin embargo, no todo es lo que parece, o mejor dicho “no todo luce como se debe ver”. La inmediata camaradería entre ambos protagonistas se convierte en una buena excusa para regresar a los códigos de la infancia más temprana entre charlas y momentos compartidos en la intimidad; etapa en que la ingenuidad y la búsqueda de la identidad permiten experimentar con alguien del mismo sexo sin que eso implique un contacto sexual o una definición sobre la orientación sexual elegida.

La propuesta de Berger resulta original al tratarse de un tema remanido en el cine, como el de la confusión de identidad, pero en este caso además la película toca otras aristas humanas, como por ejemplo el ser y el parecer, los roles sociales que cada uno juega en los grupos con los que interactúa.

Un film original, diferente y audaz que cuenta con las muy buenas actuaciones de Manuel Vignau y Lucas Ferraro, quienes a fuerza de naturalidad resultan creíbles, sumándose la buena dirección de una cámara atenta pero no agobiante que les permite desempeñarse con mayor libertad.