Pistolero

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Nicolás Galvagno escribe y dirige este western, que sucede en un pueblo del interior durante la dictadura de Onganía.
Los primeros quince minutos de Pistolero, hasta que aparece el título en pantalla, pueden engañar. Se sigue a una familia rural y a su niño, quien una noche se cruza con el forajido Isidoro. Él, armado con una rifle, le dice que lo va a esperar y que cuando todos duerman le tiene que traer algo para comer. El niño obedece, aun ante un tono no precisamente amenazante.

Ese comienzo define al personaje que interpreta Lautaro Delgado Tymruk, un ladrón que sobrevive gracias a la ayuda del pueblo. Una especie de Robin Hood moderno, que carga con alguna muerte que lo persigue como un fantasma.

Isidoro tiene a su equipo fijo de ladrones que asaltan bancos, joyerías y lugares con mucho dinero. Sólo van cambiando el chofer, una profesión que se torna peligrosa y hasta maldita según algunos. Ellos son leales y capaces de sacrificarse por el otro.

La policía nunca logra atraparlos pero Maidana (Juan Palomino) está empecinado en agarrar al famoso Isidoro, a quien el pueblo siempre parece proteger. En el medio, el propio forajido conoce a una maestra que vino de Buenos Aires (María Abadi) y ella le enseñará a leer pero también a ver las cosas de otro modo, incluso a quedarse un poco quieto, en un solo lugar, al menos mientras sea posible.

Así, Pistolero es un western que toma elementos del género, que consigue combinar con las locaciones de la provincia de Mendoza. De fondo, el contexto político que está sufriendo la Argentina aparece aunque no toma el total protagonismo; pero estar, está.

Delgado lleva adelante casi toda la película y lo hace con un semblante calmo pero capaz de dotar de intensidad a su personaje de manera sutil, aun en los momentos de mayor acción o las escenas más intimistas como las románticas que comparte junto a Abadi. El elenco que lo acompaña, entre quienes se cuentan Sergio «Maravilla» Martínez y Diego Cremonesi, no desentona.

Galvagno narra la película a través de imágenes bien logradas y que homenajean al western clásico. Dirige una de pistoleros pero sin necesidad de apuntar constantemente a la acción. Al contrario, se permite sus momentos contemplativos que terminan de delinear a sus personajes.

La libertad como objetivo principal, pero también como algo peligroso es el eje temático sobre el que la película reflexiona. También se escapa a los polos tan fáciles de encasillar como son los buenos y los malos.

Pistolero narra una historia atrapante que sigue a un personaje del que poco sabemos y con quien sin embargo no podremos evitar empatizar de manera inmediata y, en gran parte, eso sucede gracias a la interpretación de Delgado. A su alrededor, Galvagno dirige una película rodada con mucha prolijidad y conocimiento del género. Un pequeño e imperdible título de la cartelera argentina.