Piraña

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

En 1978 la Piraña producida por Roger Corman y dirigida por Joe Dante no era más que otro flagrante intento de copiar el éxito de moda Tiburón (1975), sólo que con criaturas carnívoras amazónicas mutantes. A Piraña le siguió la infaltable secuela Piraña II (1981), dirigida por James Cameron, y que todo el mundo terminó por odiar. Los amables pececillos fueron al desván de los recuerdos hasta que los resucitó Corman para una remake hecha para el cable en 1995, y desde entonces han estado dando vueltas por los estudios, esperando por una nueva remake pero con mucho mayor presupuesto. La espera ha llegado a su fin, y ahora nos llega esta versión de la mano del francés Alexandre Aja, el mismo de la remake de El Despertar del Diablo y Alta Tensión. Aja no sólo cumple con las expectativas, sino que se despacha con una auténtica opera gore, llena de tripas, tetas y chistes atroces, lo que encamina a Piraña 3D a convertirse en un auténtico objeto de culto.

Lo cierto es que esto no es una remake, siquiera una secuela de los títulos de Corman, y opta por ser una historia completamente nueva que usa al depredador amazónico como la excusa de turno. Ya no está el solitario borracho, la detective privada, ni siquiera el proyecto militar experimental que daba pie a las criaturas mutantes de turno en la Piraña de 1978. Por contra, se despacha con una historia prototípica a lo Tiburón, mechada con algo de humor, hasta que termina por desatarse sobre el final. Como se trata de un chiste bien contado, el 70% inicial de Piraña 3D es bastante lineal y serio, aunque hay algún que otro guiño aquí y allá, anticipando de que las cosas van a desembocar de una manera radicalmente diferente a lo esperado. Comenzamos por el cameo de Richard Dreyfuss - que hacía de biólogo en Tiburón -, y que aquí figura como un pescador que se convierte en el desayuno de los peces prehistóricos. Después está el nieto de Steve McQueen en el protagónico, aunque en verdad el pibe es algo blando y mucho el cuero no le da para llenar la pantalla. Haciendo de su madre está Elizabeth Shue (¿qué le pasó a esta mujer, que parece una abuela y ahora protagoniza filmes como éste?), que vuelve a juntarse con Christopher "Doc Brown" Lloyd como para recordar los tiempos en que ambos correteaban en el DeLorean de Volver al Futuro. Hay un productor de programas eróticos para cable - Jerry O´Connell, más sacado que nunca - que vive corrompiendo a todas las chicas que lo rodean, y que sirve de excusa para mostrar primerísimos planos de tetas y culos en 3D (perdón el francés), con lo cual la audiencia masculina aúlla. Lo que le pasa a estos personajes es bastante predecible - sheriff que descubre la verdad, pueblo turístico en plena temporada, gente que desoye las advertencias, etc -, lo que sirve de excusa para ver cómo unas alucinantes pirañas CGI devoran todo lo que encuentran a su paso.

Como todo chiste narrado con clase, Piraña 3D viene a media máquina con tal de ir preparando momentum, el cual que termina por explotar en el último acto - el remate - y de una manera gloriosamente sangrienta. Esto no es un climax dramático a lo Tiburón, sino un show de muertes groseras, sorprendentes y cómicas, filmadas en alucinante carmesí. Si uno tuviera que comparar a Piraña 3D con algún título de estilo semejante, sería con Terror a Bordo (Serpientes en el Avión), sólo que en una versión imaginaria rodada por Tarantino y Robert Rodriguez. Piraña 3D no disimula en lo más mínimo sus intenciones exploitation - hay mujeres desnudas a rabiar y, cuando tiene que mostrar carnicería, no escatima en recursos -, se regodea con ellas, y termina por cumplir con creces todas las expectativas creadas. Nada de subtexto intelectual; tetas y gente devorada viva es la agenda del filme, y la honra en toda su gloria.

Piraña 3D es más que recomendable. Es cierto que durante los dos primeros tercios la película va por lo previsible y parece tomarse muy en serio a sí misma, pero en el último acto se destapa de gran forma y compensa la espera. Ya hay una secuela en carpeta, algo que desde ya me hace agua la boca en vista de la calidad de esta entrega.