Piñón Fijo y la magia de la música

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Cuando llegó la privada de prensa, la dejé pasar, porque esperaba verla en sala con mi hija y el público específico que sigue a este artista infantil. Es muy difícil si te posicionás como adulto, perder de vista que a los más peques de la familia, hay cosas que les gustan, más alá de lo que como espectadores calificados vemos. ¿Cuánta complejidad (y originalidad) de guión podemos pedirle a una cinta cuyo público receptor no supera los 6 años promedio ?
En ese sentido, “Piñón fijo y la magia de la música” es bastante simple. Hecha con producción cordobesa y algún aporte porteño, esta cinta integra actores y animación y no se anda con vueltas: busca que la platea cante las canciones ya conocidas y siga un relato básico, ni más ni menos.
Desde hace unos años que mi hija sigue a Piñón, por lo que estoy familiarizado con su universo y valores. Siempre la pasé bien en sus shows aunque reconozco que en esta película, parece haber primado la noción de “capítulo especial” del envío televisivo y eso le resta puntos, pensando en que para la pantalla grande, podría haberse pensado en una propuesta más atractiva.
La peli arranca con Piñón en un show, sigue con el pedido de auxilio que le hace un grillo para que venga a su mundo a darle una mano a quienes defienden el repertorio de los insectos de una laguna… mágica? Digamos que hay un villano, el Cuis, que quiere que todos canten su canción en el bosque. Y dos bandos enfrentados. Nuestro amigo cordobés acepta el desafío de ayudar y parte rumbo a ese mundo a ponerle la mejor onda posible. Cómo? Cantando, con coreografías muy básicas y su tradicional simpatía a la hora de arengar a su audiencia. El relato es eso, ver como se resuelve este conflicto de la posesión del repertorio y no mucho más.
En el haber, los chicos disfrutan mucho la banda de sonido. Pero a los adultos les cuesta acompañar el ritmo de la proyección. Es corta, pero definitivamente no es de las que conectan al espectador que acompaña al niño. Para nada. Tiene color, una animación que no es de las más acabadas y algunos gags que valen la pena. Salva la cinta, el carisma enorme de Piñón y su magnetismo para captar la atención de los chicos. Pero quizás el producto se encuentra por debajo de las expectativas, si pensamos en el potencial que tiene el artista para llevar a cabo cualquier proyecto.
Si tus hijos y sobrinos son fanas del payaso cordobés, es de visión obligada, de lo contrario, tener en cuenta que su musicalidad puede no alcanzar a redondear un film entretenido para toda la familia.