Piñón Fijo y la magia de la música

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

El cantar es un placer

El payaso cordobés, en un filme con animalitos animados.

La música como mensaje y bandera de la felicidad y libre expresión. Fabián Gómez, el famoso Piñón Fijo, protagoniza una película que comienza en un show circense en Córdoba junto a su amigo El Cabrito. De repente, aparece la primera figura animada, es el grillo Cri Cri quien luego de acoplar en un micrófono se mete en el camarín del clown para pedirle ayuda: ir a una laguna para esconder un cancionero del que un malvado cuis busca apoderarse. ¿El fin? Que sólo se cante una canción compuesta por él: su desafinada marcha.

Para cumplir esta misión, los realizadores de Piñón Fijo y la magia de la música afrontaron el desafío de “encoger” digitalmente al payaso y así meterlo en el mundo de los bichos cantores. Esta película, que combina live action con animación 3D, recrea los escenarios mediante maquetas con elementos naturales, circulación de agua y cielos pintados en cicloramas. De esta forma, el protagonista -único personaje humano en la película- interactúa con divertidos bichos imaginarios como El sapo -jefe del grupo-, la enamoradiza araña Anita (bien lograda por su sensibilidad y carácter) y el tímido pero simpático grillo Cri Cri.

El lado ¿podría llamarse oscuro dentro de tantos colores animados? es José Mandoni, el cuis quien junto a sus secuaces (atención a la lombriz camaleónica) se apodera del cancionero. Una perla: los temas no están en un gran libro o se escriben en un pergamino, sino que se almacenan en un ¡pendrive!, fresco guiño tecnológico para una película donde el cruce de escenarios reales y digitales estructuran un relato sólido que sólo desentona con la velocidad de los diálogos de El Cabrito al que a veces es difícil de entender. Las energéticas apariciones de este muñeco -que busca al payaso perdido- no cuajan con la tranquilidad del mundo animado de los bichos.

Las criaturitas cantantes forman un jurado propio (que califica con voto secreto incluido a lo ShowMatch ) para seleccionar las mejores canciones y rehacer así su libreto musical perdido. Piñón fijo, miembro del tribunal, siempre apuntará al optimismo para hacer brillar a los bichitos más limitados. Mientras ocurre el peregrinaje de la búsqueda del cancionero que al principio está escondido dentro de un saxo cloacal, se intercalan varios hits musicales del payaso cordobés, acompañado por los bichos del arroyo. Esta película instala varias sonrisas y deja enseñanzas desde el lado de la aceptación, la superación de la timidez y, sobre todo, la comprensión. ¡Que viva la música!