Pinamar

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Narración minimalista cuya trama no decae ni se fractura

Federico Godfrid debuto junto a Juan Sasiaín en la co-dirección de “La Tigra, Chaco” (2009), hoy como único director de “Pinamar”, nos presenta el viaje en auto a la ciudad que da el nombre al film, en época invernal, de dos hermanos: Pablo (Juan Grandinetti) y Miguel (Agustín Pardella), dos veinteañeros con una misión concreta y dolorosa. La madre acaba de morir y cumpliendo sus deseos, que sus cenizas fueran esparcidas en el mar, y al mismo tiempo intentar vender el departamento donde la familia pasaba los veranos, venta que queda sin resolver (por lo tanto no podemos decir que no haya una secuela). Por si algo faltaba, surge una amiga de la infancia Laura (Violeta Palukas), hija del encargado del edificio Dunas II (donde se encuentra el departamento a vender) con su hermanito, y será ella quien los acompañe en: caminatas, cervezas, salidas nocturnas y el juego de la botella, consecuencia de esa relación apreciaremos que los hermanos se sienten atraídos por Violeta.
Los dos momentos de intensidad marchan a la par, la dura misión que tienen que cumplir y la sentimental que surge entre los hermanos y la muchacha. La verdad es que no se sobrepone la una a la otra, y podemos inferir que siempre que algo termina da pie para inicio de cosas nuevas.
Respecto al prolongado tiempo que le tomo la concreción del proyecto el realizador dice que “la idea surgió luego de que el recorrido de “La Tigra, Chaco” estuvo terminado. Uno siempre se queda con la idea de que fueron cuatro semanas de rodaje, pero en total fueron seis años de laburo, porque entre que se empieza a desarrollar y escribir el guión, luego filmar y finalmente editar, transcurre mucho tiempo. En el 2012 surgió la idea del departamento de mi familia y junto con Lucia Möller, como guionista, comenzamos a visitar regularmente Pinamar y trabajar a partir de ese espacio.
El disparador fue el departamento de mi familia, luego pensé en dos hermanas, pero eso cambio y se transformó en dos hermanos. Lucia trajo a la película la cuestión del duelo: ella tuvo que tirar las cenizas de su madre junto con su hermano. A partir de ese combo comenzó a armarse la historia.”
“Comenzamos con los ensayos en Buenos Aires y después nos fuimos al departamento de la costa varios fines de semana. Lo fundamental era empaparse del lugar, vivir Pinamar, conocer a la gente de allá. Creo que eso hizo que las escenas estuvieran pre vividas…facilitando el momento posterior con la cámara, los micrófonos, los técnicos.”
El resultado es una película minimalista(*), que no disminuye en nada la obra final, al contrario la engrandece y valoriza aún más. Interesante es ver que muestra una Pinamar como una postal melancólica, resultado de convivencias de dos tiempos: el pasado, infancia siempre idílica en el recuerdo, y el presente revelado como paso del tiempo. Muy buen trabajo actoral de los protagonistas, mientras que los intérpretes de apoyo, todos locales, no los desmerecen en nada.
Todos jugando con un guión preciso, pero que permite la participación de los actores en ciertos momentos (por ejemplo la escena del rapero), para una narración lineal en la que los sentimientos de los protagonistas van creciendo, y con seguridad de que los actores, y los tiempos son los que manejan los hilos de una trama que en ningún momento decae y no muestra fisuras,
(*) Minimalismo: Corriente artística que sólo utiliza elementos mínimos y básicos. “Todo aquello que ha sido reducido a lo esencial y que no presenta ningún elemento sobrante o accesorio. La intención del movimiento es generar sentido a partir de lo mínimo. Esto requiere simplificar los elementos utilizados, apelando a un lenguaje sencillo, colores puros y líneas simples”