Pie pequeño

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

“Pie pequeño”, de Karey Kirkpatrick y Jason Reisig
Por Jorge Bernárdez

Pasen y vean la aldea de los yetis, porque el yeti existe y no está solo, vive en comunidad. El lugar se ubica allá por las cumbres del Himalaya y se encuentra suspendida sobre un piso de nubes debajo de las cuales no hay nada. La leyes de la comunidad se sostienen sobre unas leyes talladas en piedra que son reguardadas por un guardián que lleva las piedras colgando de su cuerpo, las analiza y si es necesario, las explica o las modifica, aunque eso es poco común porque por algo está talladas en roca, para que sean difíciles de borrar.

La comunidad amanece cada día gracias a que todas las mañanas uno de ellos se lanza con una catapulta y con su cabeza hace sonar un gong, que despierta al caracol de fuego, que es el Sol para que camine por el cielo. El hijo del despertador oficial del caracol se llama Migo y es un Yeti joven orgulloso de que su destino sea suceder a su padre en la misión de despertar al caracol. Así pasan los días en la alegre comunidad yeti.

Abajo de las nubes que sostienen a la aldea, está el mundo real y en el Percy trata de sobrevivir como explorador y showman televisivo. Por un lado está su vocación que es defender el mundo natural y por otro, el duro negocio del mundo del espectáculo. Percy tiene un plan, subirse al Himalaya para encontrar al yeti, pero por las dudas tiene preparado un disfraz para fraguar ese encuentro.

El día en que Migo debuta como despertador de su comunidad Percy está con su avión por la zona y el destino hace que se crucen y que Migo conozca a Pie pequeño, una especie que las piedras de la ley dicen que no existe, así que Migo vuelve a la aldea, cuenta ese encuentro y el resultado es que lo expulsan de la aldea. Migo y Percy se vuelven amigos impensados, el humano le abrirá la cabeza a parte de los yetis, pero ahí viene la sorpresa, porque todo el relato Yeti se sostiene en hechos del pasado que vinculaban a los Yetis con los “pies pequeños”.

Así las cosas, Pie pequeño de repente se vuelve una película sobre teología, sobre la post verdad, sobre los riesgos de pensar por uno mismo y sobre las dificultades de la inclusión.

No vamos a descubrir ahora que el cine animación ya no es un tema menor y que mediante los “dibujitos” se puede hacer buen cine y hacer pensar sin aburrir al espectador adulto, por cierto Pie pequeño es de esas películas y ya no se puede decir que sean una sorpresa.

PIE PEQUEÑO
Smallfoot. Estados Unidos,
Dirección: Karey Kirkpatrick y Jason Reisig. Guion: Karey Kirkpatrick y Sergio Pablos.Distribuidora: Warner. Duración: 96 minutos.