Philomena

Crítica de Fernando Herrera - Mirar y ver

El burgués encanto de la discreción

Otra película basada en hechos reales (pronta nota sobre esta tendencia) que bien podría haber desbarrancado en otras manos pero que llega a buen puerto gracias a la sobriedad del director y los intérpretes. En particular Judi Dench, cuya actuación es secretamente extraordinaria, sin las exigencias físicas que propician los premios, pero exacta. Su personaje lleva adelante el peso de una trama llena de ingredientes que conviene no revelar, y sus ideas a contramano y a contratiempo terminan llenando de ambigüedad algo que podría haberse agotado en una simple denuncia. Su Philomena es una mujer en apariencia muy simple con una vida muy complicada, que un día se decide a buscar a su hijo, con el que no tuvo contacto en cincuenta años, desde que le fuera arrebatado por una institución religiosa que lo dio en adopción.

Para eso se vale de un cínico periodista en decadencia interesado en su historia, interpretado por Steven Coogan (también responsable del guión). Hay algo de fórmula en ese choque de opuestos obligados a convivir, pero prima el talento sobre el lugar común.

Stephen Frears es un hábil artesano con una extensa carrera que incluye títulos más arriesgados (los primeros sobre todo) y otros más intrascendentes. Philomena, como el personaje que retrata, se ubica cómodamente en un punto medio. Tiene mucho para decir, pero eso no le hace perder el equilibrio.