Petite Maman

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

La directora de «Tomboy» (2011) y la maravillosa «Retrato de una mujer en llamas» (2019), nos presenta su más reciente trabajo, el cual viene logrando una buena recepción en varios festivales, entre los que se destaca la obtención del Premio del Público en el prestigioso Festival de Berlín. «Petite Maman» es un plato cinematográfico fuerte. Un film que con una mirada nostálgica pero sincera y conmovedora nos habla sobre la vida, la mirada infantil respecto a la muerte y su manera de lidiar con ella, así como también el proceso de crecer y mirar adelante.

El largometraje se centra en Nelly (Joséphine Sanz), una niña de 8 años que acaba de perder a su abuela, en lo que probablemente sea su primera experiencia cercana con la muerte de un ser querido. La pequeña parece afligida, pero a su vez guarda un grato recuerdo de su abuela. Un fin de semana acompaña a sus padres a vaciar la casa en la que su madre creció. Un día, atravesada por la tristeza, la madre se va y el padre de Nelly no tiene muchas respuestas para darle a la pequeña niña. La nena encontrará una peculiar amiga, muy parecida a ella y que se llama Marion, tal como su madre. Ambas explorarán el bosque que rodea al vecindario, donde su madre solía jugar de pequeña, y juntas se embarcarán en una hermosa y floreciente amistad, generando una conexión «mágica».

«Petite Maman» fue filmada durante la pandemia y representa un más que logrado y emotivo drama con toques de cine fantástico, el cual busca reflejar de manera realista el punto de vista infantil sobre situaciones adversas. Todo esto haciéndolo más «realista» a través de los elementos fantásticos (a pesar de que suene contradictorio y a modo de emular el realismo mágico literario) que son normalizados por las niñas del relato.

Una especie de coming of age temprano donde la protagonista comienza a comprender a su madre y su comportamiento a través de lo lúdico y la exploración tanto literal (la casa de la infancia) como de lo abstracto (los motivos de su conducta). Esta pequeña pero inspirada fábula sobre la infancia, el duelo y los lazos afectivos sorprende por su sinceridad y solvencia tanto técnica como narrativa y conmueve por el compromiso interpretativo de las jóvenes Joséphine Sanz y Gabrielle Sanz en esta dupla que protagoniza el relato.

Céline Sciamma vuelve a sorprender con su sensibilidad para explorar la infancia, y también su pericia como directora donde esta vez logra seducir y emocionar al espectador velozmente en este relato de 72 minutos de duración. «Petit Maman» es un film «pequeño» si lo comparamos con «Retrato de una mujer en llamas» pero no por eso menos interesante. Una película sencilla pero cautivante.