Peter Pan

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Nace una leyenda

Peter Pan, la historia de J.M. Barrie, inspiró nuevas vistas sobre el personaje y su entorno, destacándose Hook (1991), de Steven Spielberg, y Finding Neverland, protagonizada por Johnny Depp. Lo realmente novedoso de Pan (dirigida por el inglés Joe Wright, quien adaptó Atonement, de Ian McEwan, para la pantalla) es que imagina la vida del personaje previa a su aventura en Neverland. En esta precuela (en la cual Barrie no tiene absolutamente nada que ver), Pan es abandonado por su madre en un orfanato londinense durante los años ’30, y escapa a la inminente guerra para aparecer en Neverland.
El despliegue de imaginación para crear esta tierra de fantasía es, posiblemente, lo más logrado de la película. El escenario es colorido, a gran escala y delirante, como también lo son los personajes. Pan (el australiano Levi Miller) es secuestrado por el pirata cazador de niños Blackbeard (Hugh Jackman), que arriba al film con una versión de “Smells Like Teen Spirit”, de Nirvana, y lo pone, junto a otros chicos, a excavar en busca del polvo de duendes, que permite a los habitantes volar. Con un elenco que completa el explorador James Hook (Garrett Hedlund), una especie de Indiana Jones, aún no convertido en el Capitán de Barrie, y Tiger Lily (Rooney Mara), que lidera a una multirracial tribu, Pan, aún con grietas de guión, es un entretenimiento a gran escala.