Pequeños momentos de felicidad

Crítica de Patricio Ferro - CineFreaks

El cielo puede esperar.

Pequeños momentos de felicidad es una comedia italiana dirigida por Daniele Luchetti, adaptada de la novela homónima de Francesco Piccolo. Y está protagonizada por Pif y Thony, acompañados de Renato Carpentieri, Franz Cantalupo, Vicenzo Ferrera y Roberta Caronia, entre otros.

La historia se centra en Paolo (Pif), un ingeniero que sufre un accidente de tránsito mortal, pero que por un error de cálculo se le regala una hora y media más en el mundo, bajo la supervisión de un empleado de una oficina paradisíaca (Carpentieri). Y es ahí donde se replantea su vida y la relación con su familia, que vamos conociendo mediante el uso de flashbacks, que se alternan con todo lo que hace para despedirse de ellos sin avisarles su trágico destino.

En primer lugar es necesario aclarar que si bien se trata de una fábula, no está apuntada al público infantil. Razón por la cual su protagonista no es una persona honesta como el George Bailey, interpretado por James Stewart, de ¡Qué bello es vivir!, sino que por el contrario, es alguien que al comienzo viola una norma de tránsito, que es la última de una serie, que vamos viendo en los flashbacks, en la que se incluyen diversas infidelidades matrimoniales.

Un párrafo aparte merece su omnipresente Pif (nombre artístico de Pierfrancesco Diliberto) un protagonista cuyo carisma genera una empatía inmediata con el espectador. Haciendo un uso equilibrado de las diferentes emociones, en los que los pasos de comedia cumplen la función de evitar que las situaciones trágicas vuelvan inverosímil el relato.

En conclusión, Pequeños momentos de felicidad es una película que cuenta, a modo de fábula para adultos, una historia de redención de un hombre común y corriente. Convirtiéndose así en una digna heredera tanto del surrealismo de Federico Fellini como de la Commedia all’italiana, y que puede servir de puerta de entrada para aquellos que quieran conocerlo.