Pensioners Inc.

Crítica de Fernando López - La Nación

Ocupación, vida plena y felicidad

Pensioners, Inc. narra la historia de una fábrica en la que los jubilados son mayoría

Bertram Verhaag, polaco de Sosnowic, estudió sociología y economía y antes de licenciarse en cine en Munich trabajó tres años en el departamento de desarrollo urbano de esa ciudad. Es probable que esa formación y esa experiencia hayan decidido su orientación como documentalista: lleva realizados unos noventa films para el cine y la TV, en los que examina desde muy distintos ángulos cuestiones que tienen que ver con las condiciones de vida en el mundo contemporáneo, donde tanto influyen la tecnología como los avances científicos y los intereses económicos. Pensioners Inc . apunta a la situación de los mayores, y lo hace poniendo la atención sobre una empresa que fabrica agujas hipodérmicas y tubos para laboratorios en Needham, cerca de Boston. Vita Needle (así se llama) encontró la forma de aprovechar el potencial de muchos jubilados deseosos de mantener una activa vida laboral y social y consiguió no sólo satisfacer esas necesidades, devolverlos a un mercado que los desechó como innecesarios, remediar su soledad y darles la oportunidad de aprender cosas nuevas y enseñar las muchas que saben, sino también duplicar la producción de la firma.

Naturalidad

En las escenas que recoge Verhaag con tanta naturalidad como para que la cámara no interfiera como una intrusa, se entiende el porqué: lo explican el jefe y los empleados -el promedio es de 74 años, pero hay desde muchachos de cuarenta y pocos a una infatigable veterana de 96-: allí no hay competencia feroz ni presiones; se trabaja con alegría, por la satisfacción de hacerlo bien y en medio de pares con los cuales se puede compartir la obligación y el diálogo. Cada uno elige días y horarios; el puesto está asegurado de por vida y el proceso de fabricación nunca se interrumpe porque está organizado en pasos breves y sucesivos, tareas cortas que varios pueden desempeñar, de modo que siempre hay quien pueda asumirlo cuando el otro no está porque tiene día libre o porque ha ido al médico o a ver a los nietos: sólo hay que contar con suficiente personal y organizarlo.

Tampoco hay jerarquías. Todos son, simplemente, trabajadores: un ingeniero espacial, un profesor, una telefonista que empezó con centrales primitivas y hoy se entiende con computadoras, una obrera manual. Alguien reflexiona: "Es importante que quien gusta de trabajar pueda hacerlo". Otro acota: "Si me quedara en casa, no duraría un año. Trabajando aquí siento que me alejo de la muerte". Se los ve felices.

Pensioners Inc . da testimonio de una experiencia ejemplar y no le hacen falta discursos sobre la humanización del trabajo para mostrar que algunos comportamientos erróneos de nuestra sociedad pueden modificarse con un poco de imaginación.