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Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

El film de Julia Murat es coproducción entre Brasil, Argentina y Francia. Y es un trabajo realmente original donde retrata las vicisitudes de una pareja, pero los dos son artistas y entonces todo lo que vibra en el vínculo también repercute en sus trabajos creativos, y crea una mixtura de lenguajes atractiva, provocativa, profundamente humana. Una bailarina y un escultor, el y ella, sin nombres, deciden vivir una experiencia única como pareja: habitar un enorme espacio, que tendrá lo mínimo para transformarse en un hogar y lo máximo para crear. De entrada una línea en el suelo limitará el territorio de cada uno. El país creativo elegido. Y de esa conjunción entre la danza las obras escultóricas (que fueron creadas especialmente para el film) nace un trabajo de exploración de límites individuales, de necesidad de libertad, de invasión, de rivalidad, de expresión de pertenencia, pero también de la identidad de cada uno de los artistas y de esa pareja en cuestión. Los vemos creando sugestivos y hermosos trabajos. Los vemos con amigos. En la intimidad de sus cuerpos. Y como todo eso lentamente, va cambiando. El resultado es una película misteriosa y distinta, sumamente atractiva que no hay que dejar de ver.