Pendeja, payasa y gorda

Crítica de Diego Alvarez - Cuatro Bastardos

Pendeja, Payasa y Gorda: Tiempos Violentos.
Finalmente llega el esperado opus ultra-violento del director Matías Szulanski y es todo lo que podés esperar y más.
Natalia “La Gorda” López (Mirta Wons) contrata a dos chicas, Pendeja (Ana Devin) y Payasa (Flor Benítez) para que le consigan unos riñones para su hermano que está en las últimas. El trabajo es fácil: van a recoger un cadáver a la casa de Martín (Germán Tripel), le sacan los órganos y se los llevan a su empleadora. Todo podría ir muy bien, sin embargo, una serie de eventos desafortunados y un hecho que desencadena el entramado de historias secundarias, dan como resultado que tanto Pendeja (una chica de no muchas luces) y Payasa (una madre “luchona”, peronista y feminista a ultranza; que se cree con valores en una sociedad tan criminal como ella) se vean en una historia con ribetes mafiosos del que poco saben y de la cual son nada más que simples peones.
"Para preparar la película tomé inspiración de Russ Meyer, Roger Corman, Charles Bukowski, Palito Ortega, Serge Gainsbourg, Joe Swanberg, Terry Richardson, los Ramones y todo el cocktail de los VHS y DVDs pirata con los que crecí en los ’90 y ‘00s y el vasto catálogo de cultura popular, bandas ignotas y películas increíbles que se encuentran en internet”, dice el director Matías Szulanski, y claro que vemos una mezcla hermosamente armónica de todo eso y más: el emponderamiento femenino y el “girl power” son la temática central de este film, en el que las mujeres toman la posta; pero no de una forma tan sana. Porque, digamos la verdad, en estos tiempos las mujeres deben tomar el poder contra el patriarcado con todas las armas que tengan; así sea de una forma que no sea la que más esperamos. Todo esto nos hace acordar, sí, a Faster, Pussycat! Kill!! Kill!! (1965), el clásico de culto de Russ Meyer donde un grupo de chicas son el peligro encarnado, y no solo para los hombres.
Pero lo que más me llamó la atención de Pendeja, Payasa y Gorda, es la narración episódica; marca registrada de mis directores contemporáneos favoritos: Quentin Tarantino. Incluso la frase que aparece al comienzo del film nos remite directamente a Kill-Bill Vol. 1 (2003), pero si algo de “tarantinesco” tiene este opus, es sin lugar a dudas la violencia, los personajes de no tan claras intenciones, la música anacrónica pero pegadiza, los planos medios y contrapicados que tanto arte emanan en la cinta de QT por antonomasia: Tiempos Violentos (Pulp Fiction, 1994).
Creo firmemente que con Pendeja, Payasa y Gorda, Matías Szulanski se la jugó y generó un producto audiovisual de una magnitud que solo el tiempo lo dirá; pero yo, aquí y ahora, me arriesgo sin miedo a perder, que será muy pronto un clásico de culto. ¡Y bien argentino, carajo!