Pearl

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Grata sorpresa nos deparó el 2022 cuando nos enteramos de que íbamos a tener dos películas de Ti West estrenándose tan solo con meses de diferencia. «X», la primera entrega de esta supuesta trilogía que culminará este año con «Maxxxine», que proponía un slasher con ciertas formas de revitalizar el género cambiando algunas reglas sobre la marcha. Algo así como había pasado con «Scream» redondeando la década de los ’90 pero sin la autoconsciencia y más amparado en los cambios sociales que se dieron en los últimos años.

«Pearl» funciona a modo de precuela de la película anterior, la cual se centra en la juventud de la villana que tuvo que enfrentar Maxine (Mia Goth) junto a sus amigos y colegas de trabajo, villana que dicho sea de paso es interpretada por la misma Goth que además oficia de productora ejecutiva del film. El relato se traslada de los ’70 y ese trasfondo trash de la industria pornográfica, a 1918, periodo cercano al fin de la Primera Guerra Mundial, donde estaba el auge de la gripe española y un marco pandémico que hoy en día no nos es para nada ajeno. Allí se ve a una joven y soñadora Pearl que se siente atrapada en la granja familiar, con un padre enfermo y una madre controladora y abusiva. Por otro lado, su esposo se fue a la guerra y no tiene noticias desde hace un largo tiempo, y su sueño de convertirse en una estrella de cine parece estar cada vez más lejos. Pearl deberá lidiar con las frustraciones y con un entorno complicado, el problema es que quizás su forma de sobrellevar los infortunios no sea la más adecuada.

Lo más interesante de «Pearl» es que elige un camino totalmente diferente al de la película original, separándose por completo no solo en tiempo y espacio sino también en lo que respecta a lo narrativo y a lo puramente estético. Desde lo estrictamente formal, Ti West nos introduce al relato como si estuviéramos ante un melodrama (el vestuario, los créditos iniciales, la música, la fotografía con la saturación del color característica de los melodramas en Technicolor que emula, las transiciones entre escenas, etc.). Durante los primeros cinco minutos del relato somos testigos de lo que nos propone el director hasta que se nos muestra la verdadera naturaleza de la protagonista y se comienzan a trazar los paralelismos con la primera entrega. Aquí West demuestra su ingenio para volver a trabajar sobre las expectativas del espectador, revisitando los espacios de la granja que ya vimos en la otra película, y subvirtiendo dichas cuestiones esperables.

Si tuviéramos que emparentar el caso de «X»/»Pearl» con algún otro relato, podríamos decir que nos remite directamente a «Psicosis» (1960) de Hitchcock, la cual homenajea en cierta medida en algunos pasajes del film. Norman Bates y Pearl guardan algunos puntos de contacto en lo que respecta a sus psicologías y cómo mantuvieron relaciones complejas con sus familias, llevándolos hacia un terreno oscuro y aterrador. Aquí «Pearl» propone echar luz sobre las tendencias homicidas de la protagonista tal como «Bates Motel» (2013-2017) intentó hacer con Norman y sus orígenes. Quizás lo más atractivo de esta precuela es justamente que buscó distanciarse del primer largometraje yendo a un terreno totalmente opuesto desde la puesta en escena para brindar una experiencia diferente pero igual de satisfactoria que la anterior.

«Pearl» es una propuesta cinematográfica atractiva, que se beneficia de la visión de su director y de la osada decisión de filmar los relatos en paralelo, no solo para economizar recursos sino para demostrar mayor eficiencia en lo estrictamente narrativo. Es celebrable que a un autor como West se le de la posibilidad de llevar a cabo un proyecto de esta envergadura junto a una intérprete maravillosa como Mia Goth que demuestra un enorme talento para pasar de ser la heroína en la anterior a la villana en esta con el mismo grado de capacidad y compromiso.