Pearl

Crítica de Juan Pablo Cinelli - Página 12

"Pearl": el mito de origen de una villana agobiada

El director y la protagonista escribieron el guión de este drama que toma códigos propios del cine de terror.

Los géneros suelen ser marcos de referencia muy útiles a la hora de ver, pensar o discutir acerca de algunas películas, construidas a partir de las diferentes reglas que los moldean. Otras veces, sin embargo, pueden convertirse en trabas, corrales demasiado acotados para contener a ciertas obras que, por distintos motivos, exceden los acuerdos y fronteras que aquellos establecen. Esto último ocurre con Pearl, segunda pieza de un díptico que comenzó con X -ambas estrenadas durante 2022, en un lapso de 6 meses-, en cuyo drama pueden identificarse con claridad los códigos propios del cine de terror, pero a la cual definirla solo como tal equivaldría a comprimirla dentro de un corsé narrativo tan incompleto como injusto.

Pearl retoma uno de los personajes presentados en X, también dirigida por Ti West. Aquella transcurría en los años '70, durante el rodaje de una película porno en el granero de una granja en Texas, disparador a partir del cual se desataba un infierno en el límite entre lo rural y lo urbano. Dentro de ese dispositivo el lugar del monstruo era ocupado por Pearl, una anciana senil que en aquel rodaje clandestino veía reflejados sus propios sueños de juventud de convertirse en estrella de cine. Esta es la historia que ahora se desarrolla en Pearl, que, no hace otra cosa que darle forma al mito de origen de aquel personaje.

Coescrita por el director junto a la protagonista, la actriz Mia Goth, en Pearl se acumulan una serie de decisiones interesantes. En primer lugar, el hecho de ubicar la acción en 1918, año en el que confluyen dos grandes tragedias globales. Se trata de la Primera Guerra Mundial y la pandemia de gripe española, que dejaron un saldo de muertes difícil de calcular, pero estimado entre 50 y más de 100 millones de víctimas alrededor del mundo entre ambas, dependiendo de la fuente. Los dos horrores se cruzan en la película, pero no como simple telón narrativo, sino que atraviesan de forma vívida y atroz la existencia de la entonces joven campesina.

Un marido destinado en el frente de batalla, un padre paralizado por las secuelas de la enfermedad y una madre tan estricta como aterrorizada por la posibilidad de que el virus vuelva a entrar en la granja familiar, constituyen para ella las paredes de un claustro. Un espacio en el que crece a presión el sueño de triunfar como bailarina, en los incipientes musicales que comenzaban a popularizarse con el cine mudo y que Pearl ve a escondidas cada vez que va al pueblo a comprar remedios para el padre. Al mismo tiempo, la película le concede breves interludios de libertad, en los que, sin embargo, su mundo interior aflora con violencia, dando cuenta de los efectos nocivos que le provoca ese doble encierro: el de la casa familiar, pero también el de los deseos que debe ocultar.
Con mucho de drama, la película construye un escenario de agobio que, es verdad, incluye elementos del cine de terror moderno, como el gore en pinceladas bien dosificadas o características de los villanos slasher en la protagonista. Con todo, Pearl se vincula mejor con obras del período previo, como La marca de la pantera (Jacques Tourneur, 1942), ¿Qué pasó con Baby Jane? (Robert Aldrich, 1962) o hasta con Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960). Con ellas comparte no solo el interés por lo reprimido y la forma en que los traumas operan y condicionan la conducta del villano, sino un tono narrativo menos fervoroso que el del cine actual. En Pearl las escenas son concebidas como territorios amplios, donde el drama encuentra espacio para desarrollarse a través de la acción y no tanto a partir del frenético montaje de fragmentos. Síntoma de esto resultan dos de las últimas escenas de la película. Una es un parlamento de casi 6 minutos sin cortes, en el que Pearl al fin le pone palabras a sus miedos y anhelos. El otro, el plano fijo de la cara de la protagonista que acompaña los títulos finales. Ambos confirman a Goth como una de las actrices a las que habrá que prestarle mucha atención a partir de ahora.