Paw Patrol: Mighty Pups

Crítica de Pablo De Vita - La Nación

La acción de la película, adaptada de una muy popular serie televisiva, se sitúa en Bahía Aventura, donde la vida cotidiana transcurre sin mayores sobresaltos y rescatar a un señor enganchado en un globo es el mayor desafío cotidiano: "Solo aúlle por ayuda", señalan sus habitantes para que la patrulla canina del título entre al rescate. Hasta que un meteorito impacta en el pueblo y en su interacción con los cachorros les otorgará superpoderes. También Harold desarrolla al ver el bólido espacial una habilidad, la de con solo mover sus manos fabricar lo que desee. Todo un regalo para sus ansias de inventor frustrado. Así ayuda a robar el meteorito, toma el control de la central de los cachorros, encarcela a Ryder (el líder humano del escuadrón) y busca ser superalcalde a través de un robot que todo lo puede. Pero se sabe que la ambición es mala consejera, aunque posibilita que exista una trama que puede seguirse con cierto interés viendo a los simpáticos perritos animados en acción y donde, luego de algunas penurias, triunfan devolviendo todo a su origen.

Es la primera, e indudablemente más atractiva, de las tres historias que presenta la versión cinematográfica de la popular serie que no esconde su origen televisivo en este debut para la pantalla grande. Las otras, más cortas, también involucran aventuras de rescate para los cachorros ya sin sus habilidades extraplanetarias, pero conservan el formato que fue éxito para los más chiquitos, y que disfrutan plenamente solo ellos.