Pavarotti

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Cuando Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras se presentaron ante el público al finalizar la ceremonia de la Copa del Mundo de 1990, la ópera pareció hacerse más amigable para aquellos que todavía no la apreciaban. Y precisamente esa fue una de las virtudes de Pavarotti a lo largo de su carrera, acercar al espectador común al mundo de la ópera que se entregó totalmente ante una personalidad exuberante y alegre, sumada a una voz única.

El documental de Ron Howard es un filme tradicional, para todo público, rodado con el consentimiento de la familia del tenor, que permite escuchar la voz del maestro ("Nessun Dorma", de Turandot, es uno de los incunables de al cinta), enterarse de su rica vida artística y amorosa y acompañarlo en su recorrido musical por el mundo, del que se despidió en 2007.

Atrás quedaban desde austeras giras de conciertos en los comienzos, hasta presentaciones en el Hyde Park, con 125 mil espectadores, o exclusivas actuaciones en el Castillo de Leeds (donde vivió Catalina de Aragón). 

Hijo de un panadero de Módena, cantante de coro, Pavarotti tuvo formación musical. Fue apoyado por figuras de la lírica internacional por su increíble voz y su personalidad extravertida y bulliciosa, y recorrió con éxito los teatros del mundo (la película comienza en el exótico Amazonas de Manaos, construido a fines del XIX en época de auge de la explotación del caucho).

BUENA VIDA
El filme lo sigue en sus presentaciones, permite conocer a hacedores de su fama como el mítico promotor Harvey Goldsmith, o Herbert Breslin, que lo alentó a aparecer en conciertos en los Estados Unidos para que todos pudieran escucharlo en vivo, estimulando la venta de disco de manera millonaria.
También aparecen críticos (Clive James), su amiga la princesa Diana y representantes de su vida privada como sus dos esposas, alguna de sus amantes famosas y sus cuatro hijas, sumados a Bono y variadas personalidades que lo acompañaron de una manera u otra, sin olvidar la generosidad de sus concierto benéficos.

Viejas películas familiares en su luna de miel, pobre y feliz con Adua Veroni, su esposa por 39 años; fotos de infancia, suerte de rey niño con una madre atenta seguida de una corte de tías y abuelas. Un caleidoscopio de acontecimientos, con "Traviata", "Tosca", "La Boheme" de fondo; un Pavarotti desplazándose con no menos de 40 valijas en sus giras internacionales y cocinando la pasta en los mejores hoteles. Cálida y simple, con la mejor música, la mejor voz y un recuerdo para siempre.