Patrick

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Para mediados de los 70 había aparecido Carrie (1976), la cual había puesto de moda a los sicópatas con poderes telekinéticos. Surgieron montones de clones - ninguno de demasiada calidad - y, entre los pocos destacados del pelotón, figuraba una modesta producción australiana. Patrick (1978) estaba escrita por el prócer del cine fantástico australiano Everett De Roche - autor de títulos como Link, Razorback (Destructor), Arlequín, y la notable Fin de Semana Salvaje -, estaba dirigida con cierto nervio y al menos tenía una vuelta de tuerca novedosa al tema - un sicópata en estado de coma, el cual había desarrollado super poderes telekinéticos -. 25 años después llega esta remake, mucho mas prolija en lo técnico, pero mucho mas rutinaria en términos narrativos. Los efectos especiales serán mejores pero se ha perdido el sentido de clima, con lo cual la versión 2013 de Patrick carece de personalidad y termina siendo una película de terror común y silvestre, una más del gigantesco montón que atestan las estanterías de los videoclubes todos los años.
Nunca ví el filme original, así que terminé wikipediándome sobre el tema. Al parecer la fidelidad es bastante notable y los cambios que le han hecho a la nueva versión consisten en trasladar al Patrick del título, de un hospital común a una clínica aislada en algún lugar remoto de Australia - la cual se ve excesivamente tétrica y parece salida de algún capítulo de Silent Hill, con paredes oscuras y plagadas de tintes rojizos, lo que la hace ver como si estuvieran bañadas en sangre -, hacer que el muchacho sea producto de una serie de pruebas con una droga experimental, y mutar al doctor principal en una especie de científico loco obsesionado con "despertar" a pacientes comatosos a cualquier precio - incluso utilizando métodos ilegales -. El cast es bastante bueno: está el delicioso Charles Dance, el cual puede componer villanos hasta en sueños; Rachel Griffith, la que sigue estando tan estirada como en El Sueño de Walt Disney (¿acaso no tiene otra expresión posible?), y la sorpresa es Sharni Vinson, una chica de ojazos enormes y profundos, carentes de pupila y que pareciera salida de un manga japonés. La Vinson se defiende muy bien en el papel, siendo éste su primer protagónico de importancia.

El problema con Patrick es la dirección, la cual parece enviciada con todos los lugares comunes del cine de terror. Gente que aparece en cámara súbitamente, personajes siniestros insertados ridículamente en la trama (como el chiflado con el cuerpo quemado, cuyo único propósito es hacer de Deus Ex Machina durante el climax del filme), miradas sospechosas, teléfonos que suenan de repente, ruidos inesperados... es una galería de sustos baratos que terminan arruinando las posibilidades de la obra. No es que Patrick tuviera que ser una maravilla, pero en manos de otro director hubiera resultado menos obvia. Tan sólo en la secuencia pre créditos nos damos cuenta de lo rutinario que va a ir todo esto. Esos cinco minutos - que deberían ser espeluznantes - sólo se basan en tomas torcidas de cámara, efectos de la banda de sonido, y decorados artificialmente creados para parecer siniestros. El horror no surge como algo natural y cercano sino que es pre fabricado y artificial, y el fuerte tufillo a Silent Hill - enfermeras encerradas en un lugar siniestro - resulta distrayente.

La progresión del relato tampoco ayuda. A medida que se acerca al final, el filme va perdiendo su escasa credibilidad en haras del efectismo - Charles Dance devorando sapos vivos, gente achicharrándose contra instalaciones eléctricas de alta tensión, o tipos que hacen clavados desde un precipicio... junto con sus autos -, y nunca termina de asustar. Todo es tan rebuscado que resulta mas bizarro que shockeante.

Resulta difícil recomendar la versión 2013 de Patrick; yo creo que era una buena oportunidad para hacer un thriller común y pasable, pero el filme se va en poses y exageraciones, y el director nunca demuestra tener talento como para crear shocks novedosos. En todo caso es un serie B carente de inspiración, el cual lastima el prestigio del filme original al hacer cosas rutinarias y enviciarse con el estilo. Es una macana, ya que los ingredientes que aquí figuran eran buenos, lástima que el cocinero terminó por arruinarlos al mezclarlos sin la mas mínima gracia.

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