Paterson

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Una oda a la vida común
Es un filme poético, pero no de manera literal, de actos sencillos que muestran la generosidad del alma.

Paterson vive en Paterson. Paterson es Adam Driver (driver, conductor), y Paterson es conductor de autobuses en Paterson, Nueva Jersey.

No es un mero juego de coincidencias: Jim Jarmusch arma un espléndido relato acerca de la convivencia, de las cosas pequeñas que nos hacen pensar en grande. De los actos sencillos que demuestran la generosidad del alma.

Paterson tiene una vida casi rutinaria. La película sigue al protagonista por una semana. Se despierta cerca de las 6.15, por lo general abrazado a su novia, Laura (la iraní Golshifteh Faraham). Desayuna, parte a la terminal de autobuses, y maneja. Escucha a sus pasajeros, pero también se toma su tiempo para pensar y crear poesía.

Porque Paterson, la película, es una película poética. Y Paterson, el personaje, es un poeta amateur. Algún personaje le preguntará si lo es, y él lo negará. Laura está convencida de que es tan bueno como William Carlos Williams, que entre otras cosas fue médico y poeta en Paterson, el pueblo. Pero Paterson, el protagonista, nunca le lee a ella lo que escribe en su libretita. Ella le recomienda que haga una copia.

Dentro de su rutina, a Paterson no le molesta su vida. Sí se lo nota apenas sorprendido por algunas decisiones de Laura, que empieza a decorar toda su casa en blanco y negro, lo lleva a ver un clásico de terror al cine en blanco y negro, y desea ganarse la vida como pastelera cocinando cupcakes… en blanco y negro-.Y dentro de sus hábitos, costumbres y repeticiones, está llevar a pasear a Marvin, el bulldog que lo mira con cara de perro y tendrá fundamental participación en la trama, ir a un bar, tomar una cerveza -sin maní- y charlar con los clientes y el dueño, acomodar la casita del correo frente a su casa, que está destartalada.

Paterson es un filme de sensaciones continuas. La reiteración y las coincidencias –el filme abre con Laura contándole un sueño: que iban a tener mellizos, y Paterson se la pasa cruzándose con gemelos todos los días-.

Es como una oda a la vida común. Lo que Paterson escribe son observaciones, no siempre tienen rima, ni él tiene intenciones de publicar.

Y que Laura esté obsesionada con formas y diseños en blanco y negro es tal vez una manera de reforzar cómo es la vida en ese modesto hogar: la vida es como es, tal vez sin colores, sin matices, pero ellos la toman así. Como es.

Y en Paterson transcurre esta comedia singular, seductora por su simpleza, increíblemente atrapante por su rutina y ciertamente poética.