Paterson

Crítica de Aníbal Perotti - Cinemarama

El empleo del tiempo

La película describe una semana en la vida de Paterson: un colectivero poeta que vive junto a su mujer y a su perro en la pequeña ciudad de Paterson. Cada día, el protagonista se despierta al lado de su compañera, desayuna mientras ella sigue durmiendo, va a caminando a trabajar atravesando una antigua fábrica y aprovecha el tiempo que le queda antes de la llegada de su jefe para escribir algún poema en su libro secreto. Mientras maneja, escucha las conversaciones de los pasajeros, y al regreso saca a pasear al perro y termina siempre en el bar del barrio con una cerveza. La crónica de una cotidianeidad se funde con el retrato de un artista que encuentra inspiración en los sucesos ordinarios. En la nueva película de Jarmusch no hay lugar para excéntricos ni bohemios, el protagonista es un americano medio filmado con una indolencia asumida en un mundo donde todo se repite y al mismo tiempo se reformula.

El director intenta hacer una película poética sobre la poesía, con fundidos encadenados evidentes que se combinan con la voz en off reposada del protagonista y la sobreimpresión de sus poemas en la pantalla. La repetición mecánica acompaña el proceso de refinamiento en la escritura del poeta. Mientras tanto, la mujer pasa sus días en la casa, ocupada con tareas domésticas y vocaciones impulsivas como cantante de música country, decoradora obsesiva o reina de los cupcakes. Estas obstinaciones van contaminando al personaje femenino con un mal humor subrayado que desentona con la pretendida elegancia del conjunto. Sin asumir mayores riesgos, el director encuentra un encanto sereno en la sucesión de anécdotas mínimas y logra, en sus mejores momentos, que la rutina se convierta en un viaje placentero, como el flujo inestable de la cascada que obsesiona a Paterson y transforma todo a su alrededor con las pequeñas vibraciones que irrigan sus poemas.