Pasaje de vida

Crítica de Brian Macchi - Fancinema

Father and son

Desde su inicio, Pasaje de vida se presenta como un film que habla sobre la relación entre padre e hijo, variando los protagonistas y los hechos que acontecen, pero siendo siempre el eje sobre el cual se moviliza.

El segundo largometraje de Diego Corsini narra la historia de Mario, un hombre que por la avanzada enfermedad neuronal de su padre, se sumerge en una investigación sobre la historia de sus progenitores, de la cual conoce apenas los titulares y a medida que la enfermedad se intensifica, las incógnitas y claves que va descubriendo se van volviendo más complejas y misteriosas.

Entre el hoy de España y los años previos al Golpe de Estado de 1976 en Argentina, el film transita en forma precisa y contundente entre esos espacios temporales sin caer en confusiones o enredos. El “pasaje” entre cada tiempo es correcto y claro, logrando un relato fluido y atrayente. Este aspecto no sólo denota el buen trabajo en la edición sino en un apasionante guión que va atrapando tanto por su simpleza como por el peso que contiene la historia, la cual a medida que se desarrolla aumenta en su interés para cerrar en su clímax.

Asimismo, se destaca un impecable trabajo en la dirección ya que Corsini no sólo realiza grandes planos sino que utiliza en forma magistral el fuera de campo, provocando la sugestión sobre ciertas situaciones que suceden y, a su vez, no cayendo en lo básico o en lo impactante. El director comprende perfectamente que lo importante es la historia y no un bello plano (que los hay); lo sustancial es la trama y Corsini lo entiende desde el minuto uno.

Desde el punto de vista actoral, se destacan las labores de Chino Darin, ese actor que está dejando de ser “el hijo de” para convertirse en un intérprete relevante, y la hermosa Carla Quevedo, en un papel que sobresale por sus silencios y miradas contundentes. El resto del elenco acompaña en forma precisa, resaltándose los “pincelazos” de Miguel Angel Solá, que con la maestría que lo caracteriza en sus breves participaciones demuestra su enorme talento.

Por último, a pesar de que el film fue “vendido” como la película que exhibe el desarrollo del movimiento montero y la reivindicación de su lucha (eventos que se encuentran magistralmente presentados en la cinta), trasciende esta circunstancia, tomándolo como su contexto, no como su base. El hecho es importante, la potencia que contiene mostrar esos momentos vividos son significativos, pero este trabajo se destaca por exponer la intensa y complicada relación entre padre e hijo (o madre e hija), la cual es el subtexto donde todo encuentra su sentido. En el aceptar las decisiones que ha tomado cada uno pensando que era beneficioso para el otro y en la dificultad que conlleva aceptarlo. En ponerse en el lugar de la otra persona e intentar comprenderlo y entenderlo, más allá de todo, más allá de los “pasajes de vida” que nos ha tocado transcurrir.