Paraíso

Crítica de Cristian A. Mangini - Funcinema

EL INFIERNO VA POR DENTRO

Paraíso es una suma de contradicciones: es breve con su hora y apenas minutos, pero al mismo tiempo se hace extensa, y es concreta en como presenta sus personajes pero dispersa en su temática, que se va desdibujando hasta el silencioso final. Es un relato que maneja la tensión en la sutileza de la puesta en escena, pero que necesita la explosión del epílogo para explicar lo que sucede internamente con los personajes. No todo en la ópera prima de Pablo Falá está sujeto a irregularidades. Hay un tono genuino en los diálogos (y, por lo tanto, los silencios) y el trabajo de encuadre es de una solvencia notable para marcar la tensión entre los personajes, en particular en las secuencias en la piscina. Sin embargo uno intuye que el potencial narrativo es desperdiciado por resoluciones forzadas y un final contemplativo que parece de otra película y otra protagonista.

Pero hasta el momento no hablamos de qué va esta suerte de drama intimista situado en un bucólico paraje cordobés. Nuestra protagonista es Sofía (un sólido trabajo de Marina Arnaudo), a quien vemos inmersa en una fiesta electrónica. El montaje barroco de viñetas nocturnas es cortado abruptamente por la mañana y el sonido del celular. La cámara nos hace testigos de esa postal un tanto decadente y estática: las botellas vacías, la sensación de agobio y resaca, el sol apenas filtrándose; hay en esta introducción una mirada descriptiva que entra en diálogo con el caos de la fiesta. Esta síntesis informativa con muy pocos elementos tiene un cambio abrupto cuando irrumpe Lautaro (Fabio Camino) en escena. La tensión entre ambos es permanente y uno de los logros de la narración es no subrayarlo o referenciarlo a través de otro personaje para comprenderlo. El problema está en que esto se va disgregando porque invade todo el relato y termina agotando, ya que otras subtramas o personajes son apenas anecdóticos y nunca adquieren relieve. Cuando esta tensión finalmente se resuelve de forma explosiva tras unos chispazos que se venían sugiriendo el resultado es decepcionante.

Sin embargo, la película de Falá no termina con esta explosión. Parece haber una búsqueda introspectiva en Sofía que es prácticamente un cliché narrativo que congenia con el paisaje serrano, pero es tan inconsecuente como su tono contemplativo. Hay en Paraíso algunos momentos de lucidez y recuerda en pasajes a la superior Respirar de Javier Pallero por el tono intimista, el vínculo con la sexualidad y sus fuertes protagónicos femeninos. Sin embargo, en la ópera prima de Falá la tensión del vínculo protagónico es su núcleo narrativo y termina asfixiando la trama para entregar un final apresurado. En su desarrollo y diálogos hay momentos que recuerdan al mumblecore tanto en lo peor como lo mejor del subgénero, así como a una tradición intimista del cine nacional, pero no logra salirse de la medianía sin caer en la mediocridad.

En síntesis, Paraíso parece una oportunidad desperdiciada a la que le faltó madurar el guion, pero no quita algunos momentos de frescura que entrega esta ópera prima.