Paraíso

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Las miserias del nazismo

En la carrera del veterano Andréi Konchalovski hay de todo: desde adaptaciones cinematográficas de obras de próceres de las letras rusas como Turguénev y Chéjov hasta películas con Stallone (Tango & Cash, de 1989). Hijo de una familia de aristócratas -y hermano de otro cineasta reconocido, Nikita Mijalkov-, el director moscovita retoma en Paraíso un tema muy recorrido en la historia del cine, las miserias del nazismo. Y lo hace con una película estilizada y pomposa producida por la televisión estatal de su país y dedicada a homenajear a los exiliados del comunismo soviético que protegieron niños de la cacería alemana durante la ocupación en Francia, entre 1940 y 1944. La narración está caracterizada por constantes saltos en la temporalidad y es articulada por una serie de testimonios que los personajes protagónicos ofrecen mirando a cámara, a manera de confesión ante un interlocutor improbable que se revelará recién al final. Las historias de una refinada y bella aristócrata rusa, un lascivo policía francés y un joven oficial de las SS fascinado con la personalidad de Hitler se cruzan en el sombrío contexto de la Segunda Guerra Mundial, una trama que Konchalovski teje con excesivo apego a los subrayados y los trazos gruesos, probando involuntariamente que aun con un objetivo noble (mantener viva la memoria del horror del Holocausto), una película puede sumergirse en el tedio.