Papeles en el viento

Crítica de Ezequiel Boetti - Página 12

Partido accesible que cerró en empate

La búsqueda de una producción de corte industrial en su construcción, clásica en su forma y popular en su alcance funciona en parte: el film que más a fondo se mete con el fútbol cae en la tentación del sentimentalismo, y de una banda sonora que lo subraya todo.
Como Betibú, Arrebato, Tesis de un homicidio, Relatos salvajes y toda la filmografía de Juan José Campanella, Papeles en el viento es otro paso del cine argentino rumbo a aquella entelequia siempre anhelada –y pocas veces concretada– que es una producción de corte industrial en su construcción, clásica en su forma y popular en su alcance. Al primer aspecto pertenecen la elección de un libro escrito por una pluma reconocida como Eduardo Sacheri como materia base, un nivel técnico impecable y un compendio de publicidades encubiertas que abarcan desde bancos hasta fórmulas políticas de clubes y tiendas de productos musicales y electrónicos. Al segundo, un director con probados pergaminos en el manejo de los mecanismos de los géneros como Juan Taratuto (las comedias románticas No sos vos, soy yo, ¿Quién dice que es fácil? y Un novio para mi mujer; el drama La reconstrucción). Y al tercero, un grupo de actores familiares para el gran público como los Diegos Torres y Peretti y los Pablos Rago y Echarri. Pero hay un detalle en el último apartado que separa a este film del resto, y es la intención de embarrarse con una pasión durante años inexpugnable para el cine vernáculo: el fútbol.Quizá por las dificultades técnicas que conlleva aprehender su esencia o la imposibilidad de mostrar en toda su magnitud la táctica detrás del juego, el deporte más popular del mundo es un tema llamativamente inhabitual en un país que, vaya novedad, exuda fútbol. Esto con la excepción de Metegol, La despedida –aquel pequeño, emotivo e injustamente soslayado film sobre un jugador amateur al borde del retiro– o la inminente El 5 de Talleres, vista en el último Festival de Mar del Plata. ¿Cambio de tendencia? ¿Mera casualidad? El tiempo lo dirá. Lo cierto es que, hoy por hoy, Papeles en el viento es aquella que más lejos llega en su intención de amalgamarlo con el cine. Al menos en la previa. El resultado final es otra cuestión.El deporte, se sabe, es uno de los temas predilectos de los norteamericanos, faro en el entendimiento del cine como industria. Esto no sólo porque abre un amplio abanico temático (redención, autosuperación, etcétera), sino por la posibilidad de generar una empatía fácil con el espectador. Y es justamente ahí donde radica el principal acierto de Papeles en el viento. Hinchas fanáticos de Independiente y habitués del Libertadores de América, los cuatro amigos –dos de ellos hermanos– se conocen desde la infancia, cuando ya tenían un rectángulo verde en la cabeza y una pelota en el corazón. La pasión y la pureza transmitida en los diálogos futboleros, la verborragia a la hora de enunciar de memoria un equipo campeón y la preocupación genuina ante la certeza de que esa joven promesa que nunca terminó de explotar, y cuyo pase fue adquirido con una indemnización, es un auténtico perro emanan un aire de nobleza y sinceridad que, sin embargo, no logra traducirse al resto de los aspectos de film. ¿Por qué? Porque esta vertiente deportiva se tira de los pelos con otra mucho más forzada y sentimentaloide centrada en los pesares individuales cotidianos (problemas laborales, económicos, amorosos y demás) y, lo peor, la muerte de uno de ellos a raíz de una “enfermedad terminal” que, para colmo, nunca se nombra, situación que retrotrae a los tiempos en los que el cine argentino llamaba al cáncer de cualquier forma menos por su nombre.Esa muerte no impide, sin embargo, que el personaje vuelva una y otra vez en forma de largos flash-backs cuya función es mucho menos el adosarle complejidad al relato que subrayar lo ya visto y dicho. Porque aun antes de explicitarlo con un largo parlamento, se entiende que aquella adquisición fue motorizada por el amor por la pelota y la idea de legarle a su hija algo más que recuerdos. Otro aspecto que tampoco ayuda mucho a la sugestión es la música. Como nueve de cada diez películas mainstream nacionales, Papeles en el viento cae en el vicio de exacerbarla cuando menos se la necesita, puntuando qué sentir y en qué momento, y marcando el ritmo de juego de un equipo que se armó para golear, pero apenas rasca un pálido 0 a 0 de local y sin público visitante.

5-PAPELES EN EL VIENTO

(Argentina/2014)Dirección: Juan Taratuto.Guión: Juan Taratuto y Eduardo Sacheri, sobre la novela homónima de Sacheri.Duración: 99 minutos.Intérpretes: Diego Peretti, Pablo Echarri, Pablo Rago, Diego Torres, Cecilia Dopazo, Paola Barrientos y Daniel Rabinovich.