Papá por accidente

Crítica de Ezequiel Boetti - EscribiendoCine

Bateman, el caballero de la noche

Postergada durante meses y con un -otro más y van...- horrible e inexacto título local, Papá por accidente (The Switch, 2010) era un presumible tercer fracaso artístico al hilo de la ex bonita Jennifer Aniston después de Nuevamente Amor (Love Happens, 2009) y El caza recompensas (The Bounty Hunter, 2010). Pero no. Gracias a la encomiable labor de Jason Bateman y a una concepción poco pueril sobre la niñez, The Switch es una película más que atendible.

Soltera y con la presión de un reloj biológico que sobrepasa los cuarenta abriles, Kassie Larson siente el deseo irrefrenable de ser madre pese a que aún no haya dado con el príncipe azul (cualquier parecido con la vida de Jennifer Aniston difícilmente sea casualidad). Decidida a someterse a la inseminación artificial de un apuesto donante (Patrick Wilson) y a mudarse al campo para una crianza tranquila, su mejor amiga organiza una celebración donde su mejor amigo, ex pareja y secretamente enamorado Wally (Jason Bateman) trueca la “carga” del frasco -el “switch” del título original- por la propia en el anonimato del baño. Seis años después, ella y su hijo vuelven a la gran ciudad e irrumpen en la apaciguada vida de Wally, quien se encariña con el pequeño.

Protagonista de Hancock (2008) y de la muy interesante pero inédita Extract (2009), última película del creador de Beavis and Butt-Head Mike Judge, Jason Bateman es un actor que reclama un protagónico que, a la manera de Robert Downey Jr. en la saga IronMan (2007 y 2009) o Johnny Depp en la trilogía Piratas del caribe (Pirates of the Caribbean), lo catapulte al estrellato que sus condiciones merecen. Actor de rostro aniñado y de porte cansino, Bateman le da a Wally Mars la carnadura necesaria para hacerlo creíble aún en las situaciones más inverosímiles.

Por otro lado, Papá por accidente propone un interesante abordaje sobre la incomprensión infantil y la falta de comunicación entre padres e hijos. Porque allí donde la trama invitaba a una caricaturización del chico colocándolo en el un lugar relegado o burlón por sus características irremediablemente freaks (su soledad, su colección de marcos con sus fotos originales), Josh Gordon y Will Speck -los mismos de Deslizando a la gloria (Blades of Glory, 2007)- lo construyen con una fineza y delicadeza poco usual para el habitual trazo de las comedias más exitosas, con el cercano y triste ejemplo de la “reflexión” sobre “temas importantes” de Comer Rezar Amar (Eat Love Pray, 2010). Es sobre esa justificación y el fino equilibrio entre el chico que no sabe y el padre culposo que lo oculta donde descansa el raro mérito de este film.

Papá por accidente sorprende transformando una potencial ñoñería romántica en una reflexión sobre la soledad y la infancia. Más vale tarde que nunca,la tercera fue la vencida para Jennifer Aniston.