Pantera negra 2: Wakanda por siempre

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Hace unos años cuando se anunció la idea de retirar en la ficción al personaje de T´Challa, a raíz de la muerte del actor Chadwick Boseman muchas voces se manifestaron en contra en los medios de comunicación.

Entre ellos el hermano del actor.

En el pasado Marvel no tuvo reparos en modificar los castings de Bruce Banner, James Rhodes y Thundbolt Ross y seguir por ese camino no hubiera impedido rendirle un homenaje a la figura de Boseman.

Con el diario del lunes queda claro que fue una idea desafortunada ya que ninguno de los personajes secundarios que integran el mundo de Black Panther tienen el peso necesario para llevar adelante la historia.

Ya sea porque lo superaron las circunstancias o la presión de gestar una continuación tras la triste muerte del protagonista, Ryan Coogler no presenta su guión más inspirado.

La trama intenta abarcar numerosas temáticas a la vez que derivan en un espectáculo caótico sin un foco definido.

Dentro de un mismo film Coogler pretende explorar la muerte del héroe, el duelo de sus familiares, los conflictos geo-politicos de Wakanda, la presentación del Namor azteca y la inclusión que le enchufó el estudio de Ironheart, con el fin de pescar más suscriptores para la plataforma Disney +.

Es un montón y su obra se desploma enseguida por esta cuestión.

La película decepciona de entrada con la chapucera muerte de T´Challa, quien no tiene la oportunidad de despedirse por la puerta grande o a través de alguna situación épica.

El fallecimiento se produce fuera de cámara producto de un virus pedorro que nunca se llega a especificar.

Aparentemente el Rey de Wakanda tenía las defensas bajas y por eso palmó.

Aunque después viene un emotivo homenaje a Boseman el modo en que manejaron esta situación deja un sabor amargo.

A partir de ese momento la narrativa de Coogler sigue la incoherencia caótica de su guión donde el foco de atención salta permanentemente en diversas situaciones y personajes.

En un momento el argumento le da una relevancia al rol de Riri Williams (que no tenía nada que hacer en esta producción) para luego convertirla en un elemento de utilería como ocurrió con América Chavez en Doctor Strange 2.

Se nota que no era parte del guión original y el estudio la incluyó para promocionar la serie que se viene con esa heroína.

En el caso de Namor optaron por reinventar su origen que se vincula con la cultura mesoamericana y arrastra un resentimiento contra los inquisidores españoles del siglo 16. Un divague notable.

No queda otra que fumarse al histórico mutante que se viste con un poncho y cuyo nombre ahora significa "el niño sin amor...·"

Por favor, vacaciones sabáticas para Victoria Alonso y su escuelita de diversidad forzada. Un poco de piedad es todo lo que pido.

Cabe destacar que Tenoch Huerta (Narco: México) al menos tiene la decencia de no convertir al personaje en los típicos comediantes de stand-up que sobran en el MCU.

Lo peor de Namor en realidad no pasa tanto por estas modificaciones sino que su rol en el conflicto es demasiado parecido al que tuvo Killmonger (Michael B. Jordan) en el primer film. De hecho la motivación para vengar a sus ancestros es casi la misma.

Una característica que debilita un poco su participación.

Entre los aspectos positivos, ya que no todo es un desastre, se puede destacar las actuaciones del reparto y la puesta en escena que encuentra sus mayores virtudes en el diseño de producción y los vestuarios.

Dentro del reparto Angela Bassett tiene la chance de ofrecer su mejor interpretación desde la biografía de Tina Turner y Laetitia Wright como Shuri consigue salir bien parada al tomar un rol más protagónico tras la muerte de Boseman.

Coogler por su parte presenta una evolución en el retrato de la acción con secuencias de peleas más estilizadas, aunque esos momentos no abunden en el relato.

Lo peor de esta película se encuentra en su agotadora duración de casi tres horas que se sienten muchísimo en la butaca. Con facilidad le sobran 40 minutos que se podían haber editado sin tanto exceso de subtramas innecesarias.

Wakanda por siempre cuenta con una escena adicional en la mitad de los créditos que al menos es funcional a la historia y levanta con un poco de esperanza el tono depresivo que prima en el relato.

En resumen, un interludio extenuante de Black Panther que no resiste más de un visionado y cierra el peor ciclo que brindó hasta la fecha el MCU.