Pájaros volando

Crítica de Julieta Paladino - Fancinema

Tramitando la licencia de vuelo

Naves espaciales, marcianos verdes, gallinas abducidas, ex estrellas de rock, drogones y el movimiento new age se mezclan en Pájaros Volando, la nueva obra de Néstor Montalbano que, con una combinación excéntrica de elementos, nos trae una nueva comedia llena de referencias nacionales que inicia y concluye con Víctor Hugo Morales en el papel de narrador-presentador y cuenta, además, con la actuación de personajes célebres de nuestro país como Antonio Cafiero (en el rol del dueño de una empresa de autobuses) o Miguel Cantilo (interpretando a un artesano hippie).

Los elementos fantásticos se nos muestran desde el primer momento con una estética muy kitsch, con colores saturados y con algunos efectos especiales en 3D que resultarán un poco chocantes para el espectador acostumbrado a las producciones de Hollywood, pero que serán totalmente aceptados por los fanáticos de Todo x 2 pesos y de las obras de Montalbano.

La historia, tiene como protagonista, una vez más, a Diego Capusotto quien, en esta oportunidad, encarna un cantante de rock de un sólo éxito que alcanzó su estrellato dos décadas antes con un hit que da el nombre a la película y, actualmente, se encuentra en total decadencia: vive en la casa de su padre, está soltero, su nueva banda es un fracaso y trabaja como telefonista en una remisería de barrio. Por una “llamada del destino” se reencontrará con su ex baterista y desquiciado primo (Luis Luque) y comenzará a vivir una aventura extraterrestre en un pueblito pequeñísimo de las Sierras de Córdoba plagado de personajes desopilantes, como los extraños vendedores de la feria, el ermitaño que vive con su perro “culo”, la masajista que interpreta los mensajes extraterrestres o el productor de vegetales orgánicos vegetariano que detesta todo elemento capitalista y obliga a su hijo a comer extrañas viandas naturales (interpretado por el guionista de la película, Damian Dreizik).

Aunque esta combinación de elementos bizarros presagie el desarrollo de una comedia en la cual uno debería descostillarse literalmente de risa, los momentos de mayor comicidad tardarán en llegar y no serán muchos. La historia se desarrolla por medio de situaciones absurdas que contrastan con algunos momentos de realismo en los cuales los chistes parecen bastante forzados y no muy originales. Todos estos gags parecen casi agregados a la fuerza para dar una mayor extensión a la película que, por momentos, se nos hace demasiado larga y solo alcanza cierta intensidad con el desenlace final.

El film se salva gracias a las buenas actuaciones, en particular las de Verónica Llinás y Luis Luque, y por algunos buenos momentos con invitados de lujo, como en la canción inicial, compuesta e interpretada por Capusotto y David Lebon. Termina siendo una película medianamente entretenida, con una fauna muy pintoresca, estereotipos y elementos muy nacionales, que hubiera necesitado quizás un desarrollo más uniforme para lograr articular sus buenos momentos de comicidad.