Padres de la plaza: 10 recorridos posibles

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Padres que aún esperan noticias de sus hijos

Efectivo y lírico documental de Joaquín Daglio

Las Madres de Plaza de Mayo continúan tratando de hallar a sus hijos desaparecidos durante la dictadura militar. Pero detrás de esas incansables marchas se hallan, también, los padres de las víctimas. Joaquín Daglio, en su múltiple labor de director, guionista, investigador y músico, descorrió en este documental los pensamientos, los recuerdos y las angustias de esos hombres que, casi desde el anonimato, vivieron también el dolor de perder a sus hijos.

Para ello se centró en diez de esos seres que todavía transitan por el dolor de desconocer el paradero de esos muchachos. Sin llegar a organizarse en una agrupación que les brindara un espacio de reconocimiento visible, esos padres rememoran, frente a la cámara, la infancia y la juventud de sus hijos y cada uno de ellos relata sus vivencias de estos últimos treinta años. Algunos lo hacen con sobriedad, otros con tristeza y no falta quien afirma que otros jóvenes recorrieron el camino de la violencia. La primera parte de este documental cae por momentos en la monotonía al presentar simplemente a esos personajes envueltos en su tristeza, pero luego el film se eleva cuando esos padres recorren los lugares más significativos de sus vidas y la de sus hijos, profundizan acerca de la paternidad, atesoran recuerdos, cuentan anécdotas y desfilan por los lugares en que sus hijos habían pasado su infancia y su juventud.

Sin caer en el panfleto político, el director Joaquín Daglio logró un film austero y pleno de emoción en el que esos padres, muchos de ellos desconocidos entre sí, llevan sus memorias hacia los momentos más dramáticos.

Una exhaustiva investigación, una fotografía de impecable tesitura y una música acorde con el recorrido de esos hombres que hoy continúan luchando por la memoria, la verdad y la justicia, elevan este documento que sirve, sin duda, para insertarse en esos padres que, todavía hoy, cargan sobre sus espaldas la tristeza de sus irreparables pérdidas.