Ozzy: Rápido y peludo

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

La animación por computadora ha avanzado un largo trecho durante los últimos años. Aun con este avance, no todos los carbones resultan ser diamantes. Ozzy: Rápido y Peludo, producción española-canadiense del género, es un tropiezo narrativo y técnico que prueba que -en lo que al sector de habla hispana refiere- nos queda mucho por recorrer y mucho más por aprender.

Una vida de perros:
Ozzy es un perro que vive contento con su familia en los suburbios. Pasa sus días correteando alegremente con los perros de su crítica de Ozzy: Rápido y Peludovecindario y haciendo travesuras. Un día, cuando dicha familia debe irse de viaje a Japón y no tengan con quién dejarlo, va a parar a una perrera manejada por caninos de los más agresivos. Durante su estadía, Ozzy encontrará la manera de escapar. Mientras tanto debe usar su talento para correr en apuestas, jugando a dos puntas entre el San Bernardo que tiene como guardiacarcel y el Chihuahua cabecilla de la comunidad de presos.

El guion de Ozzy: Rápido y Peludo es bastante estándar, con unas vueltas narrativas que pueden verse con demasiada anticipación, un ritmo carente de fluidez e intentos de hacer comedia que no terminan de cerrar del todo. Por otro lado, plantean un verosímil demasiado difícil de comprar para el espectador: en un mundo donde queda claramente establecido ––sin fachadas o secretos–– que los perros están subordinados a los humanos, podemos aceptar con facilidad que los canes hablen entre sí como lo harían seres humanos, pero que versiones antropomorfas de estos sean figuras de autoridad carcelaria en lugar de otros humanos ya es demasiado pedir (incluso para un género con un largo historial narrativo y humorístico, que no en pocas ocasiones ha tenido esta diferencia y ha conseguido que nos olvidemos de ella). Lamentablemente, no es el caso de esta película.

El costado técnico no es lo que se dice mucho más favorecedor. No todas las películas de animación deben ser Pixar, pero hay condiciones que uno no puede pasar por alto. Ozzy: Rápido y Peludo, aparte de contar con una animación demasiado acartonada, tiene un severo problema de lip-sync. La cantidad de palabras escuchadas supera con facilidad a los movimientos de la boca necesarios para emitirlas. Un punto en contra, en materia calidad, tan severo como notorio.

En el costado actoral, y visto que la versión exhibida en la función privada fue la doblada al español, sólo puedo decir que es eficiente. Ningún trabajo de voz, por versátil o conocido que sea, puede salvar a esta película de sus defectos por más nobles que sean sus intenciones.

Conclusión:
Ozzy: Rápido y Peludo es una fallida y predecible propuesta de animación. El público infantil quizá le saqué más provecho; el público adulto no tendrá otra alternativa más que aguantar. De llevar los chicos al cine, esta es una opción por la que me inclinaría después de haber barajado y/o visto otras propuestas de la cartelera.