Oz: el poderoso

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Magia y color para armar el pasado de un clásico

El maravilloso Mago de Oz es la primera de 14 novelas escritas por L. Frank Baum entre 1900 y 1920.
Situada en Kansas, a comienzos del siglo XX, cuenta acerca de Dorothy, una niña que se ve arrastrada por un tornado hacia un extraño mundo de fantasía, donde la esperan aventuras junto con su perrito Toto, un espantapájaros, un hombre de hojalata y el gran Mago de Oz, frente a la amenaza de brujas tiranas y monos voladores.
En 1939, con sello de la Metro Goldwyn Mayer, el relato inspiró a El Mago de Oz , un musical que ganó dos premios Oscar, con Judy Garland en el papel de Dorothy, y donde el mago le cuenta a la niña sobre su llegada a la tierra de Oz en globo.
Oz, el poderoso --con derechos ahora adquiridos por la Warner Brothers-- viene a desarrollar --a modo de precuela y en dos horas de metraje-- la historia de ese arribo.
Con James Franco en el rol del ilusionista, Sam Raimi --quien ya lo había dirigido en la trilogía de El Hombre Araña -- construye una narración desdoblada, con un prólogo en blanco y negro dedicado a informar acerca de la personalidad del joven prestidigitador, un embustero de poca monta, mujeriego, mentiroso, y de corazón noble aunque esta característica resulte muy difícil de descubrir a simple vista.
Artista de un circo trashumante, no reconoce amigo alguno, muestra cierto apego a la dulce Annie (Michelle Williams) y sólo se especializa en salir airoso de los reclamos del público estafado, las damiselas enamoradizas y los maridos celosos.
Cercado por las tres situaciones, Oz improvisa un para nada afortunado escape en globo que lo termina arrastrando a la majestuosa tierra de Oz, en una secuencia donde la fotografía que homenajea a las películas de la cinematografía pionera --también habrá tributo para Thomas Alva Edison, creador del kinetoscopio--, da paso a la generada por lo último en tecnología 3D y en un real estallido de color.
Si en su tierra natal, el Gran Oz creía enfrentarse a problemas, lo que le espera en este universo desconocido sale de todo control.
Las brujas Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (también a cargo de Williams), monos voladores, una muñeca viviente de porcelana, y tres pueblos sometidos a la tiranía serán el desafío para este hombre, por obra y gracia de la confusión y de una profecía.
Con un guión imaginativo y un desarrollo que explota todas las alternativas del nuevo cine, esta producción millonaria realizada para la Disney entretiene, transporta a la magia y cumple con la misión de internar al espectador en el universo de Oz, donde el Bien lucha y gana su primera batalla sobre el Mal, aunque a sabiendas de que la historia apenas comienza porque los desterrados de hoy regresarán por revanchas futuras y darán lugar a nuevos títulos.
Oz, el ilusionista, anuncia en esta cinta su partida, pero la web se encarga de contar que, para el relato, habrá continuidad.