Oz: el poderoso

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Bienvenidos a la tierra de las segundas oportunidades.

Antes de que Dorothy y Toto fueran arrastrados por el tornado desde Kansas hacia la tierra de Oz, tuvieron que establecerse los límites que ‘Emerald City’ necesitaba para vivir en paz. Dos malvadas brujas fueron expulsadas para que todo un pueblo volviera a sonreír, pero ¿cómo fue que sucedió todo eso?

Está más que claro que el negocio cinematográfico ha ingresado en una etapa de readaptación de famosos cuentos a la gran pantalla. Desde las tierras de Narnia hasta el país de Alicia, a todos les llega su momento. Y no me van a decir que no les gusta ver a todos esos personajes cobrar vida… Personalmente, los proyectos que tienen a James Franco como protagonista, no suelen desilusionarme ya que este actor me transmite una frescura inmensa. Además de comprarme desde el primer minuto con su sonrisa.

Oz: El Poderoso (Oz the Great and Powerful, 2013) no ha sido la excepción y junto a un elenco femenino de primera, se convirtió en una gran aventura visual para comenzar este año con la más colorida energía. Michelle Williams (Glinda), Mila Kunis (Theodora) y Rachel Weisz (Evanora) se baten a duelo desde el momento en que un tal Oscar aterriza en sus tierras. El joven de la galera es, al parecer, el salvador que dictaba la profecía del reino, pero el pobre Oz no está ni convencido, ni enterado de ello. Él es tan sólo un mago de segunda mano que es arrastrado por una tormenta hacia una región que jamás divisó en el mapa; siquiera en sus sueños. Sin embargo, algunos de sus habitantes harán lo posible para que el hechicero se convierta en el más grandioso y respetado de todos los tiempos. “I don’t want to be a good man… I want to be a great one”… Y sus deseos fueron órdenes…

Personalmente, leí el libro y vi el film de 1939. Esta nueva apuesta me dejó una sensación muy linda por la convicción con la que fue realizada. En cuanto a calidad es un deleite para los ojos, similar a lo que se vivió con la reciente Blancanieves y El Cazador (Snow White and The Huntsman, 2012). Las actuaciones son más que respetables; Michelle Williams tiene el rostro angelical perfecto como para creerle todo lo que dice. Mila Kunis siempre esconde algo detrás de esos intimidantes ojos y Rachel Weisz… Bueno también es muy linda y con eso le basta, sin desmerecer su desempeño claro.

La historia es, básicamente, una precuela de su antecesora que nos devela cómo es que esa misteriosa tierra se volvió propiedad de un gran mago y por qué hay dos brujas malas y una buena. Se respetaron los detalles originales y se añadieron condimentos. Y pese a que pasaron más de 70 años, se conserva una estética irrevocable. Me encantó ver una misma historia desde otro punto de vista y realizar el pensamiento inverso que hice cuando vi aquella película centrada en la niña Dorothy. Descubran ustedes mismos quiénes tienen una segunda oportunidad en esta tierra y por qué el señor Oz se transformó en leyenda. Quizás (y apenas) hubo algunos detalles que me hubiera gustado se hilaran mejor para que este nuevo relato terminara de hermanarse con su vieja pariente, pero igualmente les van a sobrar enanos, caminos de ladrillo, flores somníferas y rubíes.

Por si a alguien le preocupaba el hecho de que el film cuente con momentos musicales empalagosos, nada de eso. Al mismo personaje que encarna James Franco no parecen gustarle mucho las parafernalias, y menos aún si no dejan una recompensa.

Relájense y déjense llevar por ese viento revoltoso que es la imaginación, donde todo puede verse con la misma claridad que el ojo a través de una esmeralda. Piensen con claridad, tengan un buen corazón y por favor, no sean cobardes. Que la magia de Oz los acompañe. O por las dudas mejor no.