Ouija

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

La misma de siempre (feliz 2015)

VOLVER AL FUTURO

El siguiente dato es conocido por todos -si hasta los súper intelectuales del suplemento Radar de Página/12 se hicieron eco de la noticia-, pero hay que mencionarlo: 2015 es el año al que va a parar Marty McFly en Volver al futuro 2, sin dudas un año fundamental para una generación como la mía (los que rondamos los 30) que crecimos con aquella maravillosa obra maestra de todos los tiempos. El comienzo de este año me alcanzó mirando Ouija… esperemos que vaya mejorando con el correr de los meses.

IDEAS

Nunca jamás jugar con la tabla Ouija, ni el más criollo juego de la copa ha sido una buena idea. Esto ya deberíamos saberlo tanto los espectadores como los protagonistas de las películas: no hay que joder con los espíritus, porque a pesar de que no existen existe la sugestión, y también los infartos.

Me niego a repetir aquella frase superficial y arbitraria acerca de la “falta de ideas de Hollywood”. Sin embargo, no se puede negar que Ouija es la misma película de fantasmas de esas que se hacen varias por año. No hablo de la variación de una idea, ni de un subgénero, hablo de la misma maldita película, con el siguiente esquema: personaje se comunica con un espíritu que embruja su casa, se indaga en el oscuro pasado del espíritu y se resuelve el trauma que lo convirtió en fantasma: en un final abrupto nos damos cuenta que el fantasma no se ha ido y que volverá en futuras secuelas.

BUUUIJA

¿Hay algo rescatable en la película de Stiles White? Bueno, sí, no es un desastre absoluto porque logra algún buen susto sin abusar de la trampa de agarrar desprevenido al actor. Además, no se detiene a explicar demasiado la tontería que es el guión y mantiene un ritmo aceptable y sostenido. El problema es que estos logros modestos no terminan de salvar a una película que no es autoconsciente, no tiene sentido del humor y ni una mínima pizca de originalidad como mencionábamos al comienzo del texto. Y aclaramos: no buscamos la originalidad como meta, sino más bien como algún valor agregado ínfimo que en algún momento nos haga recordar esta película de entre el confuso océano de las películas de fantasmas. Ouija no lo tiene y desaparecerá sin pena ni gloria, aunque seguramente luego de vender muchas entradas porque por alguna razón vamos mucho al cine a ver cualquier cosa de terror que se estrene.

FANTASMAS

Este es un año electoral, en el cual nos visitará el fantasma de la dictadura, el fantasma del kirchnerismo, la vieja decrépita que es la democracia, y fantasmas menores como Massa y demás. Dada la situación propongo que dejemos la conducción del país a espíritus invocados mediante la tabla Ouja (copyright Hasbro). Con probar no perdemos más de lo que ya perdimos.