Ouija: el origen del mal

Crítica de Patricio Ferro - Tiempo de Pochoclos

“Ouija, el origen del mal” es la precuela de “Ouija” (Styles White, 2014). Está protagonizada por Elizabeth Reaser, Annalisse Basso, Lulu Wilson y Henry Thomas (Elliot, el niño de E.T., Steven Spielberg, 1982) y quien dirige y escribe es Mike Flanagan, de larga experiencia en el género, con películas como “Oculus, el espejo del mal” (Oculus, 2013) y “Somnia, antes de despertar” (Before I wake, 2016). También, cabe destacar que está producida por Michael Bay, famoso director de películas de acción y efectos especiales.

La acción transcurre en una casa suburbana de la ciudad de Los Ángeles en 1965, donde vive Alice Zander, una madre viuda junto a sus dos hijas, la adolescente Paulina (Basso), y la niña Doris (Wilson), cuyo trabajo consiste en recrear falsas sesiones de espiritismo para hacer sentir bien a los clientes que quieren contactarse con sus difuntos. Sin embargo, todo cambia cuando Alice compra un tablero Ouija para que forme parte de las sesiones y Doris lo utilice para entrar en contacto con un espíritu maligno que le hace creer que es su recientemente fallecido padre y la posee. Luego de una serie de hechos aterradores, es cuando entra en acción el padre Tom (Thomas), rector del colegio al que asisten las hermanas para intentar exorcizar a la niña.

Desde la dirección de arte hay que distinguir, también, que es muy efectiva la decoración de la casa donde transcurre la mayor parte de la película y de los otros ambientes de acuerdo con la década del 60, haciendo que resulte verosímil sin caer en lugares comunes. Lo mismo ocurre con los peinados y el vestuario, adecuados para definir a cada personaje, en especial a Doris que al no abandonar su apariencia infantil resulta aún más aterradora. Asimismo, la fotografía cumple un rol fundamental para ambientar la película ya que permite que se muestre como si hubiese sido filmada en esa década con una iluminación de los interiores basada en luces cálidas sin relleno, logrando sombras duras que generan un fuerte contraste.

Todos estos elementos que conforman la puesta en escena generan un clima de tensión que es rematado por varios sobresaltos de esos que se agradecen, producto de un buen montaje, a cargo del mismo Flanagan, y del uso de los efectos de sonido que logran que los ruidos cotidianos resulten inquietantes. Además, se debe hacer mención al buen uso del fuera de campo que deja actuar a la imaginación en escenas perturbadoras y el no haber abusado del CGI, error que cometió la remake de “Carrie” (Kimberly Peirce, 2013), sino que resulta más efectivo alternarlo con efectos de maquillaje tradicional.

En conclusión “Ouija, el origen del mal” es una película de terror con un estilo retro originada por “El Conjuro” (The Conjuring, James Wan, 2013) y cumple con su objetivo de atrapar con la trama y generar sustos en el espectador con recursos clásicos, que hacen que resulte sumamente efectiva y entretenida.