Ouija: el origen del mal

Crítica de Gino Marcellino - EL LADO G

‘Ouija: El origen del mal’ era una receta para el desastre, y terminó siendo uno de los mejores estrenos de terror de este año.

Luego del éxito que tuvo ‘Ouija’ en 2014, era cuestión de tiempo que una nueva entrega vea la luz del día. Y al ser producida tanto por Platinum Dunes y Blumhouse, no sorprende a nadie que haya sido así. La sorpresa para los fans del terror llegó en encargarle la dirección y guion a Mike Flanagan. Los que no sepan quien es, tiene en su haber las grandes obras de terror ‘Absentia’ y ‘Oculus’. Este año, aparte de esta precuela basada en el juego de mesa de Hasbro (Si, la ouija es un juego de mesa de los mismos que hacen muñecos de Transformers), Flanagan estrenó ‘Hush’ y ‘Somnia: Antes de despertar’, demostrando una vez más su capacidad como director. demostrando una vez más su capacidad como director.

‘Ouija: El origen del mal’ nos sitúa en 1967 en la ciudad de Los Ángeles, donde Alice Zander ejerce una profesión de telépata y médium ayudando a la gente a conectar con sus seres queridos en el más allá. Lo cierto es que Alice no solo cobra dinero por ello, sino que no posee poderes que la ayude a realizar esta tarea, usando la ayuda de sus dos hijas para hacer creer a la gente que están siendo visitados por almas del otro mundo. Si bien es una farsa lo que llevan a cabo, lo primero que queda en claro es que Alice y su familia no se aprovechan de la condición de tristeza que sufren los que acuden a ellas. En los primeros minutos de película, un padre y su hija salen tan asustados de la sesión que cuando ofrecen pagar a Alice por sus servicios ella rechaza el dinero.

Este es el primer gran acierto del film de Flanagan, sus personajes son humanos y responden como tales. Alice realiza este trabajo como una forma de ayudar a las personas a dar cierre al duelo que causa perder a un ser amado. Ella lo entiende más que nadie porque no pudo despedirse de su esposo al fallecer. Es una farsa, si, pero si los que acuden a ella encuentran paz en su interior, quien dice que no es su deber ayudar a los demás a superar aquello que ella no puede. La película durante la mayoría de su duración nos hace conocer más a fondo a Alice, a Lina, la hija mayor y a Doris, la mas pequeña. No solo conocemos a los personajes y su entorno doméstico, sino que ni bien entra el tablero en la trama sirve como ayuda para ellas.

Otra película habría caído en la tentación de mostrar demonios, el tablero haciendo estragos y muertes por doquier pero ‘Ouija: El origen del mal’ no solo no cae en trucos baratos o sustos gratuitos, sino que hace que nos preocupemos por los personajes. Son todos queribles, hasta la adolescente malhumorada. Y para cuando Doris cae poseída por una de las almas del otro mundo, nosotros como espectadores estamos adentrados en el viaje. A partir de este momento, Doris juega a ser médium, ayudando a las mismas personas que su madre intenta ayudar, pero cada una de estas sesiones va tomando su humanidad de a poco. Si bien hay excelentes manifestaciones del espíritu maligno que hace que nos ponga los pelos de punta, es la naturalidad con que Doris puede decir cosas como “Sabes como suena un cuello al estrangularlo?” lo que causa más terror.

Otro de los grandes aciertos del film es su estética y fotografía. Mike Flanagan eligió, no solo que la película transcurra en los 60, sino que tenga el look de una película que podría haber sido estrenada en esa época, logo antiguo incluido. Flanagan no solo se puso el film al hombro sino que puso todo su esfuerzo en hacer una película que no caiga en “otra película más de la Ouija”. Este podría haber sido otro intento sin esfuerzo, de cobrar dinero por una noche de cita en el cine, pero se nota en cada fotograma el cuidado y el detalle al que este director tiene acostumbrados.

Los que sean fans del film original o recuerden aunque sea el film, encontraran muchos guiños y el final ata los hilos de manera que todo cierre. Pero si hay más secuelas de este film, solo resta esperar que sean tratados con el mismo cariño que esta. ‘Ouija: El origen del mal’ es un posible clásico de culto, muchos incluso ignoran que es una secuela, y esto deja en evidencia cómo la película tiene sus propias raíces, donde hasta puede ser considerada como un reboot a la franquicia. Veremos que futuro le depara, solo esperemos que no caiga en la misma mediocridad que las demás películas de Hasbro.