Otros silencios

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Una secuencia muy bien filmada es la del comienzo de “Otros silencios”. Vemos una familia bien avenida. Se quieren, son compinches, sonríen, se hacen bromas. Mamá, papá y el hijito son una familia casi publicitaria. Notable forma de establecer una situación que posteriormente contrasta con un golpe de efecto que engancha.

Luego de esta primera parte, veremos como una mujer policía de Toronto emprende una cacería humana que la llevará a la Boca en Buenos Aires, y a La Quiaca, en Jujuy. Su deseo de venganza está bien justificado, pero al arribar a la Argentina lo que se va desdibujando es la credibilidad del espectador, empezando por el hecho de que todos hablan inglés bastante fluido, en tanto ella entiende perfectamente español, a pesar de declarar que lo sabe muy poco. Así, por más correcta que sea la dirección, el espectador se distraerá con detalles menores que cobran más importancia de la que tienen. Ahí comienzan las preguntas. ¿Cómo llegó tan rápido a tal lugar? ¿Cómo hizo para ir armada por todos lados al tran sitar por nuestro país? ¿Dónde está la policía, la gente, etc, etc?

No hay mucho para decir del elenco. El hecho de mostrar que todos hablan inglés no es una decisión que dependa de ellos. Más bien parece necesario para la distribución en Canadá y Estados Unidos, países que reniegan a la hora de leer subtítulos.

En todo caso, no se puede negar que el conjunto de rubros técnicos, y cierta mano de Santiago Amigorena para entender el timing del género, logran entretener un rato… hasta que uno empiece a hacerse preguntas.